Publicado en Analítica
No nos referimos a la actual situación del país, que para muchos pareciera ser como una larga noche sin fin, sino a la película que está generando en las salas cinematográficas una reacción inusual de aplausos cuando termina el filme.
Esta maravillosa película se refiere a cómo un hombre, en el momento más crítico vivido por su país, pudo lograr despertar la esperanza y el espíritu de lucha de su nación. Se trata de los primeros 21 días a partir de la designación, por demás renuente, por parte del Rey George VI del Reino Unido a Winston Churchill como Primer Ministro.
Fueron días agónicos para Churchill, porque la derrota de las tropas inglesas parecía inevitable después la exitosa ofensiva alemana en su llamada blitzkrieg ( guerra relámpago), que en poco tiempo acabó con toda resistencia en Holanda, Bélgica e, incluso, en la otrora poderosa Francia, y el grueso del ejército inglés estaba literalmente rodeado en el puerto de Dunkerque.
Frente este panorama catastrófico, en el partido conservador británico la inmensa mayoría de los miembros del Parlamento quería pactar con Hitler, lo que equivalía a rendirse ante uno de los peores y más desalmados tiranos de la historia. Churchill, prácticamente solo políticamente, supo convencer a su pueblo que nunca había que rendirse, que era necesario luchar hasta la victoria y solo podía ofrecerles sangre, sudor y lágrimas y, sobre todo, exigir un máximo esfuerzo.
Tal vez el público venezolano se vean en cierta medida reflejado en esa epopeya y por ello cada día son más los que presionan para que se designe un candidato de consenso que una a los venezolanos en la lucha por recuperar la democracia.