Por: Ismael Pérez Vigil
La dictadura pretende celebrar como un triunfo lo ocurrido el 20M, veamos algunas cifras para determinar si tienen motivos para festejar; obviamente con las cifras del CNE, no hay otras que permitan hacer comparaciones y no implica un juicio de valor sobre su veracidad o credibilidad.
La dictadura esta de aparente festejo. Según ellos, Nicolás Maduro ha obtenido el 67% de los votos emitidos. Pero esa es la única cifra que luce favorable, al profundizar, las demás no los ayudan. Incluso esa cifra, aparentemente tan favorable, hay que matizarla o filtrarla, pues el número de posibles votantes se incrementó entre 2013 y 2018 en un 9% y sin embargo la votación del oficialismo, que decreció en términos absolutos y relativos, apenas representa el 30% de ese Registro Electoral, el porcentaje más bajo desde 1999. Peor aún, en 2012, Chávez Frías obtuvo el 43% de los votos de los posibles votantes del país; Nicolás Maduro en 2018, aun con el incremento en el Registro ya señalado, ha disminuido en 13 puntos esa cifra y apenas ha obtenido el apoyo del 30% de los electores. Menos de un tercio del país lo apoya; vale decir, el 70% del país o no voto por él o voto en su contra.
Las cifras negativas para la dictadura son todavía más dramáticas si tomamos en cuenta que entre 2013 ─cuando Nicolás Maduro obtuvo un dudoso triunfo─ y 2018, en términos absolutos, el oficialismo perdió un total de 1 millón 341 mil votos; es decir, un 18% de sus votantes de 2013 desaparecieron, se fueron, se evaporaron. Y si lo comparamos con los votos a favor de Chávez Frías en 2012, Nicolás Maduro en 2018 perdió casi dos millones de votos (1 millón 945 mil); es decir, la votación obtenida por el oficialismo en 2018 es una cuarta parte (25%) inferior a la que obtuvo Chávez Frías en 2012.
O si lo queremos ver de otra manera, la participación ─según el CNE─ fue solo del 46% el 20M, otros dicen que fue solo del 42% y otros que mucho menos. Lo cierto es que aun la que dice el CNE, fue la participación más baja de todas las elecciones presidenciales en Venezuela de los últimos 60 años, desde 1958. Es más, ha sido una de las participaciones más bajas de los casi 40 procesos electorales y referendarios que hemos tenido en Venezuela desde 1998, si exceptuamos el Referendo Constitucional de 1999, que ha sido la participación más baja (37,65%), y la farsa de la elección de la ANC de 2017, cuya participación fue tan baja que las cifras ni siquiera las han publicado. De manera que la dictadura no creo que tiene mucho que festejar tras los resultados del 20M y sí mucho de qué preocuparse.
El 20M, no participó la mayoría de la oposición, pero tampoco una buena parte del chavismo, y sobre todo del pueblo a quienes el “madurismo” ni inspira, ni moviliza, ni atemoriza; a pesar de las cajas clap, puntos rojos, del carnet de la patria, de las amenazas y el chantaje, del ventajismo gubernamental a todos los niveles, la gente no temió quedarse en su casa y no ir a votar, desmintiendo eso de que la dictadura “sabe” cómo vota la gente; y a pesar de que el número de posibles votantes crece en el Registro Electoral, la abstención también aumenta y, como ya dije, la votación absoluta y relativa del oficialismo, disminuye; la dictadura sigue perdiendo, consistentemente, caudal electoral ─a pesar de “ganar” elecciones─ y crece su caudal de rechazo.
Cabe la pregunta, ¿Cómo es que teniendo “bajo control” el sistema electoral, es decir, lo que ocurre en las urnas, a la dictadura le pasa semejante debacle?
Lo ocurrido el 20M derriba además otro mito y demuestra que no es cierto que el régimen y el CNE tengan todo “controlado” y que pueden “inflar” resultados y sacar votos de la manga para manipular a su antojo. No se vieron por ninguna parte los 8 millones de votos de la dictadura, de los cuales se ufanaban tras la farsa montada para designar la ANC. Como ya dijimos hace una semana (en La Víspera … y Después, https://ismaelperezvigil.wordpress.com/2018/05/19/la-vispera-y-despues/ ): “… sí la dictadura logra movilizar a todos sus votantes, los votos que obtendrá estarán entre 5 millones 700 mil o la cifra máxima ya señalada de 6 millones 400.”
Una palabra (¿provocación?) sobre la abstención. El 20M la abstención fue el resultado de varios actores: indiferentes, que nunca votan; venezolanos en el exterior a quienes el CNE les impide inscribirse y votar; abstencionistas radicales, que siempre llaman a la abstención; y partidarios de participar, pero que en esta ocasión decidimos proteger el voto, no votando. ¿Cuál fue el predominante para determinar el nivel de abstención? La abstención tiene muchos hijos, pero también muchos rostros y muchos padres; por eso nunca funciona como política, a menos que sea el producto de una política de frente opositor amplio, acompañada de movilización.
Cinco y medio millones y seis y medio millones de votantes son, respectivamente, el piso y techo de la dictadura, sobre un universo creciente, de más de 20 millones de electores al día de hoy, lo que abre infinitas posibilidades.
A estas alturas del partido no sé sí tras una victoria electoral opositora la dictadura entregaría el poder, o sí eso va a ser lo que nos libre de ella, pero sí sé que puede ser la llave que nos ponga en ese camino, si dejamos de lado la mojigatería con respecto a la vía electoral y empezamos a considerarla como un instrumento serio, para crear las posibilidades de desequilibrar a la dictadura.
@Ismael_Perez