Un visitante incauto y que se limitara a ver VTV pensaría que Venezuela está inmersa en una guerra de las de verdad y que por ello el gobierno llama a la población a armarse de valor y esperanza. No pensaría ese visitante que la gente en este país es objeto del ataque del mismísimo gobierno. Porque eso es tan absurdo, tan descabellado, tan insensato que no cabría en ninguna mente medianamente estable. Pero es así.
Ya esto no es el régimen contra la oposición. O contra la MUD. O contra los diputados, gobernadores, alcaldes, legisladores y concejales no oficialistas. Eso era hace años, en tiempos del difunto. Pero el régimen bajo la égida de Maduro ha decidido emprenderla contra los ciudadanos, es decir, contra los millones de habitantes de esta tierra caída en desgracia. Ese encono del presidente es lo único que explica los acontecimientos y decisiones oficialistas de los últimos días. Lo que nadie entiende, ni tan siquiera los más avezados académicos que muchas horas sin pegar las pestañas han dedicado a intentar definir lo que se esconde tras tantos errores, es por qué lo hace Maduro. Abundan las hipótesis. Es natural que tratemos de comprender. Porque los seres humanos necesitamos lógica. Por muchas teorías que he leído, ninguna explica por qué Maduro ha decidido destruir a Venezuela, quebrarla, deshauciarla.
Los últimos días han sido de pasmo desesperado y suspiro de angustia. Al disparate del anuncio del retiro del billete de 100 sin contar en las arcas del BCV con su reemplazo, siguió una ola de declaraciones oficiales a cuál más psicótica. Y más decisiones, más improvisaciones, más caos, más histeria. Y mientras Maduro se limitaba a salir en la caja boba pegando lecos y anunciando primero negativas a prorrogar la medida para luego acabar haciéndolo, la gente brincaba de un lado a otro tratando de deshacerse de los fulanos marrones condenados a muerte y hacía colas gigantescas ya fuere para depositar y no conseguir billetes de otra denominación o recibir unos certificados de poca credibilidad considerando que eran emitidos por los mismos que habían metido a la población en semejante berenjenal. Pero éramos muchos y parió la abuela. La reacción del gobierno ante los disturbios en el estado Bolívar fue inventar una teleculebra según la cual los partidos de oposición eran los causantes y por ende responsables de los destrozos y los muertos y heridos. El gobierno anuncia que los comerciantes afectados recibirán préstamos de la banca pública. Es decir, negocio redondo. No se trata de indemnizar a los perjudicados. No. Créditos. El gobierno permite que las cosas pasen y luego cobra por la ayuda. ¿Qué tal?
El año va terminando. Huelga decir que debe ser la peor Navidad que podamos recordar los venezolanos vivos. Ya suena hasta a burla ver mensajes de felicitación por las fiestas. 2016 pasa a la historia como el año en que el presidente y varios poderes públicos, más el BCV, le declararon la guerra a los venezolanos. Es tan absurdo, tan descabellado, tan incomprensible que no hay cómo enderezar la lógica hecha pedazos.
@solmorillob