Una vez más, la nomenclatura gobernante se ha disparado una bomba lacrimógena en la cara, al convocar la reunión de la Comisión Presidencial de la Asamblea Nacional Constituyente (qué regusto por los nombres rimbombantes) buscando que le bendijera la iniciativa de lanzar tamaño despropósito a pasear por el país incendiado.
Sus aliados circunstanciales más notorios, tan solo emitieron un lánguido “sí condicional” de novio tantas veces postergado; mientras otros asistentes dieron un rotundo no, en el caso del Movimiento al Socialismo (MAS) contundentemente sustentado. No era exactamente entusiasmo lo que recorría el salón de reuniones. ¿Habrán captado el mensaje los receptores de Miraflores?
La política, concebida como un acto de viveza criolla, y además impulsada por una urgencia de revancha: “con esta nos sacamos el clavo de las parlamentarias”, suele tener el vuelo rasante de un saltaperico y hacer el mismo ruido inútil.
Recordemos las dos sentencias del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), groseramente zurcidas para confiscar las funciones del Parlamento… la Fiscal General las aplastó de un certero golpe de matamoscas.
Por el mismo camino va la “Constituyente”. Sus propulsores parecieran comenzar a sopesar las repercusiones del engendro al que le dieron cuerda, y empiezan a mostrar cierto nerviosismo cuando lo ven dando tumbos contra las paredes.
Por lo pronto, ya los expertos constitucionalistas han señalado el carácter antidemocrático e inconstitucional de un proceso constituyente carente de consulta popular mediante referendo. Así, también, lo ha señalado la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en su reciente comunicado al respecto.
(El máximo portavoz de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) manifestó recientemente que están del lado de un proceso constituyente de acuerdo con los principios que establece la Constitución del país: por voto universal, directo, secreto y libre. Algún hermeneuta del lenguaje militar nos podría ayudar en la interpretación del mensaje).
Pero, sobre todo, la carga explosiva que contiene esa deficiencia democrática es altamente dañina para el régimen. Pretender llevar a cabo una consulta restringida a los adeptos del partido oficialista y sus satélites, contribuye a seguir aumentando el profundo rechazo que ya existe hacia quienes gobiernan, al apartar a los sectores populares –ya desde el diseño – del caprichoso proceso constituyente. El cual, dicho sea de paso, resulta ser una nueva fórmula de democracia censitaria, es decir, de censo restringido, establecido por quien gobierna para privilegiar a sus incondicionales y a sí mismo para mantenerse en el poder.
La base del éxito del chavismo histórico, ya se ha dicho, fue estar dispuesto a contarse electoralmente –cuando hiciera falta– para mantener el nexo con las grandes mayorías que se sentían expresadas por su líder histórico. Ese vínculo lo quieren romper los herederos, para perpetuase en el poder, a pesar de que la liturgia revolucionaria que ofician esté repleta de menciones a los pobres y desvalidos de este mundo.
La “Constituyente”, adelantada para tratar de desviar la atención de la deuda electoral que tiene el gobierno con el país, no ha hecho sino ponerle reflectores, marquesinas titilantes, a su intento de escaparse con las urnas electorales bajo del brazo. El país, mayoritariamente, le ha dado la espalda al invento constituyente. Lejos de apaciguar, le ha propiciado mayor fuerza a las protestas que lo rechazan.
En el plano internacional, no ha suscitado más que rechazos, expandidos con la fuerza inexorable de las redes sociales. La querencia numantina del solo contra todos no levanta hoy entusiasmos en ningún lado.
La “Constituyente” no tiene quien la escriba.
@jeanmaninat