JORGE BERGOGLIO – Valentina Párraga

Por: Valentina Párraga

“Cuando hubo humo blanco luego de la drástica renuncia de tu odioso antecesor, y dijeron que eras tu, un jesuita progre, argentino, de sonrisa bonachona y amable, me alegré. “El primer papá americano” pensé. Nadie como él para conocer la complicada realidad de nuestro continente.
Cuando dieron a conocer tu nombre como próximo pontífice, me alegré mucho más, porque Francisco de Asis es uno de mis santos preferidos, y era un buen augurio que hubieras elegido el nombre del humilde santo, amante de la naturaleza, de la pobreza y de la alegría.
Cuando hablaste de los curas pederastas, rechazándolos y diciendo que debían pagar, abrí los ojos. “este vino a meter el dedo en la llaga, bien por él”
Cuando diste tus primeras declaraciones a favor de los homosexuales, aceptándolos también a ellos como hijos de Dios, me dije a mi misma: “Mi misma, aquí hay una vaina especial” y esta vez si que me ilusioné y quise creer  en una iglesia más inclusiva y progresista, que diera cabida a las mujeres como pastoras, al matrimonio eclesiástico, a la aceptación de los anticonceptivos, y a tantos cambios que los fieles del catolicismo piden y/o necesitan.
Así de ingenua y pendeja soy. O fui.
Pero… Fuiste a Cuba…y no hiciste el menor gesto para atender a las damas de blanco: Esas mujeres devotas, que van por las calles con flores, y van a tus iglesias a rezar por sus presos, y por su patria que lleva mas de medio siglo soportando unos dictadores de mierda.
En las puertas de tu propia iglesia estuvieron durmiendo tres devotas católicas, tres madres y esposas que claman justicia, y no les concediste una audiencia, que en cambio si le diste al dictador de mi país….
Abogaste por un “dialogo” entre el gobierno y la oposición, y luego te permitiste
hablar de “la oposición” venezolana como “dividida” de una manera festinada y alegre sin apersonarte de nuestra realidad.
… Y esta es la hora que no has alzado tu voz de hombre de Dios, para exigirle a un gobierno criminal  que detenga la masacre de nuestros muchachos.
¿Sabes que, Jorge Bergoglio?
La iglesia no eres tu.
La iglesia es mi familia, mis amigos. Mis paisanos, que todos los días salen a llenarse los pulmones de gases tóxicos, pero que no dejan de protestar contra este régimen criminal, corrupto y vende patria.
La iglesia son las monjas que marchan en la calle junto a sus conciudadanos, y que se enfrentan con su dulzura al opresor.
La iglesia son esos curas nuestros, combativos y guerreros que te conminan a actuar, y los párrocos que hablan desde los pulpitos los domingos y cada vez que pueden, defendiéndonos, exhortándonos a no rendirnos. Orando por y con nosotros.
La iglesia es la solidaridad de los vecinos, y la de los estudiantes de medicina. La de los venezolanos que recogemos medicinas y alimentos desde todos los rincones del mundo para enviarlas a nuestra gente.
La iglesia es la real idiosincrasia de un pueblo maravilloso en su real esencia.
La iglesia son esos muchachos que nos están matando como moscas. Y que ponen el pecho, el valor y la arrechera para luchar por un futuro que ellos no verán, pero que quedara para las próximas generaciones.
La iglesia es mi oración de la noche y la de la mañana, es mi sobresalto cada vez que veo una foto, que leo otra noticia terrible, La iglesia es mi esperanza, y mi convicción de que nuestra voluntad es mas firme que nunca, y que habrá justicia.
La iglesia soy yo, con todo y esta frustración de ver como la religión que me legaron mis mayores es politizada y usada como comodín por políticos como tu.
Tu. Que no eres mas que una triste figura, un peronista vestido de blanco que vive en un parque temático del tiempo del opulento barroquismo de los Borgias.  Tu que no eres otra cosa que un comercial de pega para prótesis dentales.
Tu no eres la iglesia, Jorge, La iglesia es mi fe en que ese Dios Misericordioso en el que creo, y MI madre bendita del Valle, nos van a ayudar a salir de nuestra tragedia.”
Valentina Parraga

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