Las seis de la tarde se ha convertido en el horario favorito de las alocuciones presidenciales en cadena de radio y televisión. Es el showtime de Nicolás Maduro. El momento perfecto para encadenarse y llevarse por el medio la faena de la gente que labora en medios audiovisuales. Ya locutores, animadores y periodistas están entrenados para el cotidiano atropello. Igual ocurre con televidentes y radioescuchas. Los comunicadores del horario matutino no han experimentado tal sensación. A esa hora (7-8-9am) el presidente duerme. Profundamente. En cambio a las cinco o seis de la tarde ya anda despabilado y ampuloso de palabras. Es el prime time de sus neuronas. A decir verdad, Maduro debería sincerarse y solicitar que lo incorporen a las parrillas de programación de canales y emisoras de radio. Que ya en las cableras pueda uno leer en la franja de información el título de su show: “La cadena de las seis”. Ahora bien, ocurre una íntima tragedia en la febrilidad comunicativa que lo posee a esa hora: los números de audiencia son ofensivamente bajos. La estampida del público es pavorosa. El rating se desploma apenas se escucha la intro de musiquita patriotera que anuncia una nueva cadena nacional.
Las razones para tan irrisoria sintonía son obvias. La más contundente, quizás, es que las cadenas –desde la época de “el hombre del legado”- en general son vacuas y aburridas. La gente sabe que no se va a perder ninguna solemnidad memorable, que no habrá momento climático y ni un ápice de noticia trascendente o anuncio económico que alivie su menguada vida.
Y aunque yo sé que Ernesto Villegas es tan eficiente que él solito se da abasto para ser Ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información y Presidente de VTV al mismo tiempo, y que el mes que viene puede ser nombrado Presidente de la Comisión Bolivariana para la Celebración del Nuevo Cono Monetario (CBCNCM), me permito –humildemente- hacerle algunas sugerencias para elevar el melancólico rating de los discursos de su jefe.
La propuesta contiene tres elementos claves: tiempo de exposición, cambio de contenido y el manejo de la sorpresa como herramienta narrativa.
Para no encadenarme, paso a enumerar mis sugerencias.
- Toda cadena nacional tendrá un lapso de duración máxima de quince minutos. Esto se anunciará en una brevísima cadena de UN minuto. (Para que vean que es en serio).
- A partir de la próxima cadena, el presidente leerá su contenido para evitar digresiones innecesarias y gazapos excesivos (y, de paso, así evitar el bullying nacional. Brillante, ¿no? Anota ahí, Villeguitas).
- Se evitará el uso de insultos y adjetivos descalificativos para aludir a algún dirigente opositor, entre otras cosas, porque ya los han agotado todos. Y la reiteración aburre.
- Para causar impacto inmediato, el primer capítulo de la próxima temporada de “La cadena de las seis”, contará con la participación especial de Tibisay Lucena. La funcionaria, para rescatar su lesionada credibilidad, anunciará la celebración de las elecciones regionales para el primer semestre del año 2017, tal como lo prometió el año pasado, y eliminará la exigencia de validación de los partidos políticos. (El rating despierta).
- En el capítulo 2 el presidente promulgará la eliminación del control de divisas. (La gente correrá hacia televisores y radios. Abandonarán los programas de cable, los Ipods, la abulia. El rating brinca de entusiasmo).
- Miércoles, capítulo 3. El presidente notifica el advenimiento del respeto constitucional. Desde ese día en adelante se respetarán todos los acuerdos y leyes promulgadas en la Asamblea Nacional. (El rating ya trae caja de cerveza incluida).
- Capítulo 4. Para sorpresa nacional, el presidente ofrece públicamente sus disculpas por eludir la crisis humanitaria, tratar con displicencia el desabastecimiento de medicinas, politizar el derecho de todo venezolano a tener acceso a los alimentos, banalizar la muerte de los que comieron yuca amarga e ignorar a los que han hecho de la basura su único alimento. Y anuncia los correctivos inmediatos para paliar los tormentosos niveles de escasez. (¡Ya esta serie se pegó!)
- El quinto día de la semana, gracias a dios es viernes, el presidente remata con un capítulo feliz. Desde el primer minuto comienza a leer la lista de los 107 presos políticos que serán liberados en el acto. Saca un pito y va leyendo, uno por uno, pitazo a pitazo, los nombres de cada venezolano que ha sido vejado en una cárcel por defender sus ideas políticas. Para darle un crescendo necesario, cerrará la lista anunciando la liberación inmediata de Leopoldo López, uno de los grandes antagonistas de esta historia.
- Como coda sorpresiva, el presidente anunciará la única guerra que debe anunciar: la guerra al hampa. Quemará en una fogata los veintitrés planes de seguridad precedentes y proclamará el fin de la impunidad delictiva.
- Durante el fin de semana, el equipo de promoción de Villeguitas, el ubicuo, publicitará para el lunes siguiente un nuevo capítulo de “La cadena de las seis” con más y mejores escenas.
Te lo juro, Villeguitas, con estos cambios nadie se perdería las cadenas de tu jefe.
Y el país comenzaría a sonreír por primera vez en muchos años.
De nada.
Leonardo Padrón
POR: CARAOTADIGITAL – MARZO 9, 2017
Como estoy seguro que ni el presidente Maduro ni el ministro Villegas, acatarán las sugerencias profesionales de Leonardo Padrón, propongo una conducta que depende sólo de nosotros: Apaguemos el radio / televisor al comenzar la cadena, así podrán apreciar el rechazo y ahorramos energía.