Ganó la UNIDAD democrática – Jean Maninat

Por: Jean Maninat

No hace tanto, el 6D era una luz allá al fondo del boquerón que muchos no querían ver, que denunciaban como un668Q2X5I_400x400 espejismo inducido por la falta de testosterona o el producto de un inconfesable acuerdo con el Gobierno para distraer la “lucha verdadera”. En las redes sociales se montaban cadalsos, hogueras en torno a las cuales se arremolinaban los laboratorios de guerra sucia para señalar “colaboracionistas” “entreguistas” cuando no a ilusos mentecatos que todo lo iban a malograr. Es bueno recordarlo, para que no se repita jamás.

Los manuales de buen comportamiento indican que tras un triunfo importante hay que recurrir a exclamaciones que hermanen del tipo “ganó la democracia, es un triunfo de todos”. Y para no faltar a la regla de oro digamos que, ciertamente, ganó la democracia y es un triunfo de todos. Pero no olvidemos, es una victoria de la Unidad Democrática, de la convicción política de que había que avanzar juntos porque así se llegaba más lejos. Aquellos que han concebido su participación en el esfuerzo unitario como quien se monta y se baja de un carrusel cuando les interesa, deberían reflexionar -seriamente por alguna vez- y cambiar de actitud. Es verdad, todos hacen falta, pero si trabajan en concierto y respetan los acuerdos.

La MUD, los partidos que la conforman y su secretario ejecutivo, Jesús, Chúo, Torrealba, merecen todo nuestro reconocimiento y aplauso por la labor realizada en tan difíciles circunstancias. Es justo, en momentos de éxito, reconocer también la labor de su antecesor, Ramón Guillermo Aveledo, para darle forma inicial a tan complicada amalgama. Y por supuesto, al liderazgo de Henrique Capriles quien en medio de virulentos ataques supo mantener con firmeza el arduo camino de la lucha electoral y la inclusión de quienes no pensaban igual. Gracias al empeño unitario de Primero Justicia, Acción Democrática, Voluntad Popular, Nuevo Tiempo, Avanzada Progresista, se está hoy más cerca de que Leopoldo López sea liberado de su injusta prisión y junto a Antonio Ledezma y los otros presos y exiliados políticos se reincorporen a la reconstrucción democrática del país.

Contra toda expectativa racional, el alto gobierno ha asumido la vía de la confrontación y el desconocimiento del profundo cambio que está en marcha en Venezuela. Una vez más recurre a la repetición de mantras revolucionarios para evadir su responsabilidad en el inmenso desastre económico y social que ha causado. No hay disposición para asumir con humildad el mensaje de una ciudadanía cansada de tanta opereta, hastiada de la lluvia de palabras huecas con las que se pretende esconder la realidad que  conocen bien porque la viven en carne propia. La jerarquía que gobierna ha decidido aislarse más aún desmereciendo al pueblo que una vez le creyó.

Ahora más que nunca unidad, debería ser una pancarta enarbolada recurrentemente -de haber tela y pintura en los anaqueles- pues los tiempos que vienen se anuncian difíciles y el que se mueva no saldrá en la foto definitiva. La Unidad Democrática debe ser una plataforma política y el eje conductor de las luchas democráticas por venir; ya logró devolverles a los venezolanos su confianza en el poder del voto y en sí mismos y ahora le toca recuperar el balance republicano de la nación. Esa es la tarea de hoy, recuperar la Asamblea Nacional, retornarle su dignidad y eficacia frente a un poder ejecutivo negado a ello.

Solo con la Unidad Democrática será posible seguir avanzando en las luchas políticas que se avecinan.

@jeanmaninat

Etiquetas:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.