Por: Carlos Raùl Hernàndez
Es muy importante que los objetivos que se tracen para dejar el conflicto sean logrables
En Venezuela no existe información oficial, sino un aparato propagandístico de cientos de periódicos, emisoras de radio y televisión nacionales y regionales, monopolizadas: la hegemonía comunicacional que se despedazó y el país espera sus autores en las urnas electorales. Como en todo autoritarismo proliferan el rumor para asustar: violación de la privacidad acusaciones, pero casi nadie cree lo que dicen. Tampoco surtió efecto el intento de deshumanizar a los demócratas, curas, empresarios para aflojar escrúpulos contra ellos. Herzen escribió espantado que una revolución sería “un Genghis Khan con telégrafo” y Lenin la definió como “soviets más electricidad”.
Nada fácil
¿Hasta dónde puede avanzar una aparente anacronía, totalitarismo en la era de las redes y los medios descentralizados de la globalización? No suena fácil, a menos que se trate de Corea del Norte sin contactos con el mundo exterior. Una vez más la realidad se impone sobre la manipulación y el propósito de privar a la gente de su derecho a hablar y recibir información. La catástrofe de la “comunicación” del socialismo del siglo XXI, debiera ser materia de estudio en las universidades. Un analista nazi, Eugen Hadamovsky, llamaba esto propaganda de poder y explica que su objetivo era crear la idea de que cualquiera (gánster, ladrón, asesino) contaba con impunidad siempre que perteneciera a la causa, mientras los opositores estaban legalmente desprotegidos aunque fueran inocentes. Durante la Peste Negra del siglo XIV que devastó Europa, la hegemonía comunicacional atribuyó a los judíos envenenar las aguas.
Mitómanos comunicacionales
Si la cosecha se perdía, o las esposas abortaban, eran por los sortilegios de alguna solitaria mujer. En la Isla del Dr. Castro lo practicaban así: en la rumba del solar o en un barrio cualquiera, un buen día recalaba la policía y detenía la mulata más deseada y popular o alguna anciana venerable que todos querían, insospechables siquiera de tener opiniones políticas. El cargo, “actividades contrarrevolucionarias”. Circulaba por radio bemba, la única comunicación que tienen los cubanos. Con eso generaban terror: “si eso le pasó a ella que no tiene nada que ver, qué me harían a mí”. Por algo Fidel Castro tomó la frase “la historia me absolverá” de Hitler, al que admiraba: Un historiador se asombra de la “fantástica mendacidad” del Führer… la ausencia de realidad demostrable en casi todas sus expresiones… su indiferencia ante los hechos” (como Castro), y a Kruschev lo escandaliza la “repugnancia de Stalin a considerar las realidades de la vida… su indiferencia ante la verdadera situación de los asuntos”.
La voluntad
Los caudillos revolucionarios y las revoluciones, son mitómanos comunicacionales. Por aquí se declara “el fin de la crisis eléctrica” y la crisis eléctrica arreció; y entregan miles de viviendas inexistentes. La maquinaria de engaños no ha podido someter la voluntad de libertad en Venezuela, construida sobre el lecho rocoso de cuatro décadas de democracia. Leopoldo López, Daniel Ceballos y otros presos políticos decidieron ir a una huelga de hambre y eso requiere hacer todo lo que se pueda para protegerlos y ayudarlos, preservar sus vidas y para que su decisión tenga el mejor desenlace posible. Es muy importante que los objetivos que se tracen para dejar el conflicto sean logrables, que surja una mediación rápida aceptada por las partes, y que las movilizaciones que se convoquen sean triunfos. Pero ello no implica que sea una decisión acertada, ni racional poner a la Unidad frente a situaciones de hecho.
Fuera del carril electoral
Las elecciones parlamentaras anuncian una gran remezón y la ruptura de la hegemonía. Y los muñidores discuten cuál será el mal menor frente a su posible derrota. Quieren así distraer a la oposición de la vía electoral para meterla en otra cosa y dividirla, y el peor riesgo para el triunfo de la democracia serán sus propios errores, acciones que respondan al mismo mecanismo equivocado de la salida, creer el mito de la chispa que enciende la llanura. La pasada semana se produjeron hechos que la imaginación tiende a encadenar.
Ante el esperanzador triunfo de las primarias del 17-m y el encarrilamiento de la oposición en las elecciones, se difunden rumores catastróficos. Asombroso que varios grupos de adultos con innegable vocación política que actuaron como líderes de la pantomima trágica de 2014, no hayan entendido el daño producido.
Circularon los fantasmas del corralito (¿más corralito?) expropiaciones, supuestas arremetidas brutales, que repican gustosamente las emisoras de la falsa oposición off-shore, mandando a la gente a hacer compras nerviosas. La Hojilla lanza de primicia el vídeo que anuncia la huelga de hambre de López, y se dibuja un plan oficial para propiciar que la oposición repita la historieta ridícula de 2014.
Se cruzan dos estrategias que buscan generar desórdenes, en unos para sustituir su incapacidad en enfrentar los problemas reales, y en otros por su asombrosa ineptitud política.
En vez de trabajar en la crisis económica y llamar a todos para salirse del camino de un Estado fallido, el gobierno se dedica a montar truquitos trágicos, mientras otros vuelven a distraer de las elecciones.
@CarlosRaulHer