Cada comando hace el anuncio de su agenda. Suficientemente ambiguo como para que cada quien rellene como bien desee los espacios en blanco y conteste como quiera las preguntas que quedan flotando en el aire. Cada semana se genera un chorro de nuevas expectativas, a ambos lados. Y se le dice a los “correligionarios” que de esta semana no pasa.
Cada semana cada bando lanza “bombazos”. Y hay avance y retroceso. Contabilidad en más y en menos, anota el técnico de cada lado que lleva las cuentas. Y, en voz baja, le dice al jefe de cada comando cuánto se perdió y cuánto se ganó. Las caras hacen muecas luego de los aplausos. La semana pasó y nadie puede cantar victoria definitiva. Y hay que armar nueva agenda. La semana transcurre montados en un péndulo. Un día a favor, el siguiente en contra. Y hay que hacer algún anuncio que alborote el ánimo de los correligionarios, los revolucionarios y los libertadores. Hay que decir algo que haga que la gente sienta que esta semana sí. Un nombramiento, un comunicado, una gesta, una épica, que dispare el chorro de hormonas.
Los medios justifican el fin. No al revés. Ah paradoja de este país nuestro que cada vez es menos país. Hay eso de “jugárselas el todo por el todo”, aunque ese todo cada semana se acerque al abismo de la nada. Afuera ven los toros desde la barrera. En los palacios de gobiernos, en empresas financieras y en “think tanks” corren programas de simulación. Que también tienen que emitir comunicados. Lo suficientemente ambiguos también como para permitir diversas lecturas entre líneas.
Pero esta semana sí. Esta semana sí vamos a liberar a Venezuela. Esta semana sí vamos a aplastar a la oposición golpista. Esta semana sí se va a colmar la paciencia de los gringos. Esta semana sí los rusos van a poner orden y aclarar que los gringos se van a topar con ellos como se atrevan a tocar a Venezuela.
De esta semana no pasa. Esta semana sí.
Entretanto, millones despiertan cada día con menos en la alacena. Con menos medicinas para enfrentar cualquier dolencia. Con los bolsillos perforados por una inflación indecente. Con los huecos en las calles y carreteras convertidos en cráteres lunares. Con los campos convertidos en territorio de desidia y desperdicio.
Pero esta semana sí. Esta semana nos lanzamos a matar.