Entendí: dictadura no sale con votos – Carlos Raúl Hernández

Por: Carlos Raúl Hernández

Desde 2006 la oposición definió su estrategia pacífica, democrática, constitucional y electoral                                          NyNNjCel_400x400

Analizar, procesar, enlatar, consumir y digerir el 6D. Se despedazaron los mitos que el Gobierno ponía a rodar para inhibir a los votantes descontentos y ojalá no los remienden con pegaloka para reponerlos en los altares de la ingenuidad. El voto manual, natural, ecológico, libre de la mancha de la siniestra tecnología, las máquinas de votación, -que como los cyborg deTerminator viene a acabar con la libertad-, pasa al limbo de los cuentos infantiles. Si toda una rectora se pasa el dedo-cuchillo por el pescuezo irretoñable, tampoco era tal el omnipoder del CNE, que multiplicaba como peces bíblicos los votos rojos. No habrá suficiente teipe para amarrar la lengua de los haters del tuitazo contra las imperdonables FF.AA, garantes del robo electoral según zelotas de las redes. En la opinión de un respetable analista y encuestador sobre el repunte final del chavismo, un sagaz descubrió el plan cabalístico para que el CNE pudiera “declarar el fraude”.

Los calle-calle, carnales de los cheque-cheque, deberían aprender que los procesos de cambio democráticos se concretan en las urnas, no con marchitas neuróticas y menos tirando piedras a las vidrieras. La calle sustantiva es la que construye organizaciones, forma y educa ciudadanos para la vida institucional y civil. La de las reuniones políticas donde se aprende a discutir, votar, acatar la mayoría y respetar la minoría, sin odiar al que tiene una opinión distinta. La política moderna enseña que el adversario de ahora va a ser tu aliado dentro de una hora o un año y por lo tanto debes convivir cordialmente con él. La Mujer Maravilla cortó el cable cubano con un rayo, Batman apresó a los hackers chinos en la baticueva. Se ganó “¡con ese CNE..!” como decían con mohín musical de desprecio. Y si se abraza un proyecto estratégico, trascendente, donde todo está en juego y se recibe un revés, no hay que desertar y devenir agente objetivo para destruirlo.

Gana la estrategia electoral

Aprenda a jugar en equipo. El 6D triunfó la estrategia democrática, pacífica, constitucional y electoral contra una autocracia de poderes económicos y administrativos ilimitados desde 1999. Los candidatos en los circuitos se acercaron a los sectores populares con planteamientos que los vieron como compromiso. Se expurgaron de radicalismos, mapanares verbales, irredentismos, neurosis, discusiones abstrusas e irrelevantes que antes desviaron el mensaje opositor de sus destinatarios deseados. Se encajaron en las necesidades fundamentales de la mayoría. Esa nueva semiología política fue común a casi a todos ellos, pero particularmente notoria en las mujeres candidatas. Ese renacimiento del lenguaje político fue esencial para estas elecciones y lo será en las que vienen de gobernadores y alcaldes.

Si la alternativa se hubiera ocupado de la partida de nacimiento de Maduro, las tropelías de Cabello, los yates de Aristóbulo, las misas negras en el CNE, las incidencias de la familia Flores, insultar a las FF.AA, o cazar las peleas que quería Jorge Rodríguez, posiblemente el resultado hubiera sido otro. Muchos resbalados preferían que la Unidad se pegara en una diatriba crónica con los capitostes del Gobierno y así no la hubieran llamado MUDA. Tampoco la Unidad se atascó en la búsqueda de atajos, falsas opciones distintas a la electoral ¡Qué decir de las terceras opciones para los descontentos que no votarían por el Gobierno ni por la MUD, ese espacio abierto para los audaces! Hay políticos necesarios por ser faros al revés: iluminan porque se sabe que hay que hacer exactamente lo contrario de lo que ellos dicen. Desde 2006 la oposición definió su estrategia pacífica, democrática, constitucional y electoral, después de los años locos (2001-2005).

La cadena del triunfo

Entre estos años, aberraciones del destino pusieron la conducción de la disidencia en manos de “gerentes” y de pequeños partidos autoritarios, unipersonales, que tomaron el nombre de “sociedad civil”, y la llevaron de derrota en derrota. Aquella conducción zoqueta tuvo su holocausto en el retiro de las candidaturas a la Asamblea Nacional en 2005. El tanque totalitario que avanzaba sobre las instituciones, y la oposición que lo pellizcaba, que abandonó los espacios de poder, fue la combinación perfecta para el plan totalitario. En 2006 comenzó la cadena de avances que culmina en el triunfo rotundo del 6D-15. La candidatura presidencial de Manuel Rosales en 2006 resucitó a la oposición muerta el año anterior.

Luego se triunfa por un pelo en el revocatorio de 2007. En las regionales de 2008 se obtienen ocho triunfos en los estados de mayor población incluso la Alcaldía Metropolitana. En 2010 la oposición gana en votos y pierde en curules, porque la gracia genial de 2005 permitió al chavismo reformular leyes electorales y circuitos a su antojo. En 2012 Capriles clava bandera en 46% de votos frente al galáctico en pleno apogeo de su poder y riqueza, y en 2013 arañó 50%. Es el ocaso de los opositrolles, depredadores de falsa resistencia, abstencionistas, golpistas, salva-tu-voto, poetas ramplones, calle-calle y demás malentretenidos, que dedicaron su ocio a desacreditar uno por uno a los que planteaban no distraer esfuerzos en necedades radicaloides y concentrarse en las parlamentarias.

@CarlosRaulHer

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