Por: Fausto Masó
Los colectivos fueron el pretexto de Nicolás Maduro para destituir a Rodríguez Torres, como lo declaró uno de sus dirigentes, el tupamaro “Chino Carías”. Ellos no sacaron a Rodríguez Torres, cuyo pecado mortal real fue destacarse demasiado. Llevaba 10 años en una posición de control de la inteligencia durante el gobierno de Chávez; con Nicolás Maduro, queriéndolo, o sin quererlo, se convirtió en la principal figura política del gobierno, pero le fue útil a Maduro en los primeros tiempos.
Los colectivos son desde simples ONG hasta grupos de acción que han reprimido a la oposición; reemplazan a la policía a la hora de agredir manifestaciones. Controlan algunas zonas de Caracas y, aunque no representan una amenaza para el gobierno, son rechazados por la policía y el Ejército. Chávez les imponía un control absoluto, ese no es el caso de Maduro que pronto cumplirá dos años tratando de consolidarse en la presidencia, dedicado a luchar contra los sectores chavistas que están virtualmente alzados. No le es nada fácil, porque el chavismo es un sistema que funcionaba únicamente con un Chávez, que conocía las Fuerzas Armadas y contaba con respaldo popular. Maduro es un extraño para el Ejército aunque no cese de nombrar ministros a generales, con lo que irrita a los cientos, miles, de oficiales que viven de un sueldo. Hay demasiados generales en Venezuela que no son ni ministros, ni encargados de las aduanas ni están en la frontera.
El ministro Ramírez representaba una posición de apertura económica hacia el sector privado, cosa que permitía Maduro para ilusionar a la oposición. A Giordani, el hombre de confianza de Chávez también se lo quitó de encima. Maduro está procurando algo imposible, convencer al país de que manda como Chávez, sin definir un rumbo del gobierno, hacia la izquierda o a la derecha, reanimar el sector privado o terminar de desaparecerlo.
Por la calle los chavistas afirman que no son maduristas. Si la economía estuviera creciendo, si no hubiera colas por la calle, si no faltaran desde simples medicinas a repuestos imprescindibles para carros, quizá le fuera mejor. No es así, y esa es la verdadera causa de la fragilidad del gobierno, y de que un ministro como Rodríguez Torres haya conseguido tanta prominencia. Estaba mandando, en una palabra.
¿Cómo se hubiera comportado Chávez con el episodio de la niñera de Jaua? No es nada grave para el chavismo que sorprendan a un ministro armado, ni siquiera escandalizó mucho el episodio de aquella maleta en el aeropuerto de Buenos Aires con cientos de miles de dólares, pero viajar en un avión de Pdvsa y con niñera representa el fin del espíritu revolucionario. ¿Alguien imagina a Fidel Castro, Lenin, viajando con una nana?
La niñera de Jaua es un golpe mortal al espíritu revolucionario. Evitan comentarlo, pero el disgusto invade las filas del chavismo de base. Esas cosas no se veían con Chávez, repiten.
Económicamente, vendiendo las joyas de la corona Nicolás Maduro tendrá suficientes dólares para mantener la fiesta este año, el próximo, pero ¿llegarán las divisas hasta 2016? Por ahora, la deuda de los países de Petrocaribe, probablemente sin incluir a Cuba, será titularizada y vendida a bancos de inversión que sí le cobrarán a Jamaica y a República Dominicana. Seguiremos regalando petróleo sin cobrar, porque si estos 20.000 millones de dólares que representa ese petróleo los hubiera cobrado Venezuela sobraría el dinero. Nadie quiere pagar lo que dicen vale Citgo, la venderán por lo que den, los chinos refinanciarán la deuda cobrando un poquito más de interés y esta revolución con nanas y con Pdvsa Airlines seguirá siendo un paraíso para unos cuantos.
Nicolás Maduro no se ha enterado de que Brasil es otro país, el Congreso tendrá acosada a Dilma, en Argentina le quedan meses en el poder a Cristina, y Evo y Correa montan tienda aparte discretamente.
El mundo cambió, Nicolás. Ya lo sabe Jaua, que no viajará otra vez con niñera.