Publicado en Caraota Digital
Lo llaman interior. Provincia. Con desdén y arrogancia le dicen monte y culebra. Todo aquello que no es Caracas. Todo lo que no tiene tono de gran metrópolis, sede del poder central, tráfago de seis millones de personas. Son dos países. Uno donde triunfan el hacinamiento, el caos, la efervescencia cultural y las oportunidades. Otro donde se imponen los grandes espacios abiertos, lo desasistido, el hilo de las tradiciones, lo entrañable y lo ruinoso. Cuando se habló de desabastecimiento crónico, ya el interior tenía meses sufriéndolo. El hambre abrió su boca primero en ese lugar que también llaman la Venezuela profunda. Los racionamientos eléctricos han tenido su gran sala de ensayo en comarcas muy lejanas a Catia, Chacaíto o Petare y hoy se asume oficialmente la distinción entre la capital y el interior. La sed nacional tuvo sus síntomas iniciales en Margarita, en Falcón, en Puerto Píritu. Dos países, una misma tragedia.
En 1989 ocurrió un sombrío e inolvidable estallido social que se denominó el Caracazo, porque fue en las calles de Caracas donde reventó el hartazgo –con su costal de sangre y muerte- ante una crisis que, comparada con la de este apocalíptico 2016, parece una película censura B. Pero el epicentro de ese estallido ocurrió en Guarenas, una ciudad fronteriza entre lo que podemos llamar el interior y la Gran Caracas.Hoy ese interior, arrasado por las siete plagas de la revolución, comenzó a alzar la voz desde la más acuciante desesperación. Los reportes empezaron a multiplicarse en la noche de este martes 26 de abril: saqueos en Maracaibo, cacerolas en Barquisimeto, cauchos ardiendo en Maracay, cierre de calles en Valencia, protestas de toda índole en todas partes, uniformados reprimiendo, tronando sus armas hacia el pueblo, gritos, llanto, detenciones. Y eso tan peligroso: indignación. De la profunda.¿Acaso esta vez el estallido social es progresivo? ¿Estamos ya en pleno proceso? ¿La militarización de la ciudad de Maracaibo así lo demuestra? ¿La onda expansiva terminará de llegar a Caracas? Hay que pensar en todas las aristas de esta emergencia. Y principalmente, en las que ofrece la constitución. Hay que pensar en ese monumental documento de paz que puede ser el revocatorio.
Solo imagínense a una señora de 60 años en el bochornoso clima de Acarigua, con 70% de humedady llano, sudando por días enteros, sin agua para bañarse, sin medicinas para la tensión y la diabetes, sin comida en la nevera, una nevera en riesgo de muerte por los cortes eléctricos, y con la rabia y el desaliento creciendo en cada día que pasa. ¿Cree Nicolás Maduro que ella, y sus hijos, y sus vecinos, y los de más allá, y las mujeres del sur, los estudiantes de occidente, las familias de oriente, la gente entera del Táchira y los Andes, los ciudadanos de Bolívar, el país todo, no va a salir a firmar en masa las planillas del referéndum revocatorio? ¿Cree Nicolás Maduro que aún tiene algo de autoridad moral para asociar el destino del pueblo al de la fallida revolución bolivariana? La credibilidad en el experimento de Hugo Chávez se ha ido secando a un ritmo mucho más acelerado que el que amenaza a la represa del Guri. Se evaporó el espejismo.
El año 2016 parece haber llenado todas las condiciones para ser un año histórico en la vida de nuestra república. Se desmorona vertiginosamente el proyecto chavistajunto con el derrumbe del país. Toca firmar una planilla para salvarnos. Firmar para refundar nuestro propio destino. El cansancio del interior del país quiere firmar. Caracas también. Los dos países son un mismo dolor. Ya no hay fronteras, ni soberbia. No hay esquina del mapa donde la angustia y el ahogo no hayan prendido las alarmas. Es un momento crucial.
Una planilla firmada por millones de personas es la paz. Un país saliendo a las calles con la furia en el ánimo es la guerra. Nadie quiere más sangre en el asfalto. Solo una nueva oportunidadpara Venezuela. Así de sencillo. Así de urgente.
Leonardo Padrón
Por CaraotaDigital – abr 28, 2016
Es la realidad más amarga.,amigo Padrón como me gustaría que escribiera mi historia,o una novela,hay demasiado que contar. Tengo mi hijo único ,Lorenzo E Rodriguez,pudo haber sido Herrera,pero no fue,AUTISTA CON RETARDO,54 AÑOS.Somos los dos solos sin ninguna ayuda de nadie,Sonara duro pero se trajo lo peor de los autistas,no habia visto cosa igual,y quiero que la gente sepa lo que le puede pasa como a mí,para que se preparen,las cosas cambian,ellos cambian yo tengo 74 años y ya es imposible seguir viviendo.