El gran elector – Elías Pino Iturrieta

Por: Elías Pino Iturrieta

En materia de candidaturas, ¿la MUD toma sus decisiones con autonomía? Antes de hacer la selección de suselias_pino_400x400 nominados, ¿piensa según el interés de quienes la forman y del pueblo que espera su orientación, sin determinaciones, no solo extrañas sino también insólitas, que pueden torcer el rumbo de la oposición? Nadie le está pidiendo pureza inmaculada a una reunión de partidos, ni un hermetismo que la separe de la realidad, pero es evidente que una mano larga y extraña la ha intervenido sin que la intervenida manifieste su molestia ante el público.

Se trata de la mano larga del gobierno, que no tiene límites para el logro de sus propósitos, y que también es extraña porque se mete en casa ajena para que sus principales habitantes se muevan según su partitura. No se debe tomar la afirmación de manera literal, es decir, como una señal que los señalados obedecen en forma mecánica cual piezas de un mismo reloj, pero no son pocas las ocasiones en las cuales los líderes de la oposición actúan el domingo según un concierto pensado el sábado en la acera contraria. Tampoco se trata de sugerir la existencia de reuniones sigilosas de unos pocos de la MUD con figuras estelares del oficialismo para coser en privado ciertas partes del capote con el cual se debe torear en la plaza pública. Hasta allá no llegan las cosas, en especial si se considera la reacción de los líderes de la agrupación ante la intervención de Copei por el TSJ.

Si consideramos que el TSJ es una extremidad del PSUV, la intervención de la directiva de Copei por los magistrados se debió sentir como escandalosa en el seno de la MUD. De allí su decisión de separar a los candidatos de la bandería sobre cuyo cambio de jefatura prevalecía la sospecha abrumadora de una maniobra tramada por el adversario. El gobierno se pasó de listo, pudiera decirse, y los líderes de la oposición actuaron sin vacilación frente a una faz descarnada que no necesitaba lupa para su apreciación. Imposible la miopía ante un paquidermo de tales dimensiones. Ante situaciones como esta no se puede dudar de la independencia de quienes nos hacen las planchas para la AN, pero la reacción frente a las inhabilitaciones ha sido sinuosa e inconsistente.

Con este arbitrario asunto de las inhabilitaciones el régimen le canta a la MUD los nombres que no puede incluir en su propuesta electoral, y la MUD obedece después de débiles respuestas a las que sigue una reunión para cubrir, papel y lápiz en la mano, las vacantes de los inhabilitados. El problema está en que no estamos jugando bingo. El gobierno veta sin soporte legal, y los opositores se apresuran a cubrir los huecos como si estuvieran ante la voz irrebatible del locutor que vocea los numeritos. Ruidos inconexos después del primer canto, acciones que no se ven por ninguna parte, cónclaves apresurados para revolver una baraja nueva, o para comprar nuevos cartones cuadriculados, caracterizan la respuesta de una MUD que se rinde sin combatir ante las decisiones de un gran elector que impone su capricho desde las alturas.

La acción del gran elector fue estentórea cuando prohibió la inclusión de candidatos primordiales como María Corina Machado, Daniel Ceballos y Enzo Scarano, pero la MUD no ha hecho mayor cosa al respecto frente a la opinión pública. La mano larga y extraña acudió a la ilegalidad para quitarse de encima un peso incómodo, quizá porque sabía que la respuesta de los arrieros consistiría en acomodar las cargas y seguir adelante sin causar problemas. Pero se trata de causar problemas, de ponerse a mirar con seriedad y preocupación lo que falta de itinerario, si en realidad se quieren ganar las elecciones parlamentarias contando con el crédito que los ciudadanos deben conceder todos los días a quienes fungen como sus representantes.

Es un asunto que debe provocar la atención de los electores, pero también la tranquilidad del CNE que acompaña los desmanes del gran elector. Si observan la tibieza del presente, las rectoras quizá imaginen que no será contundente la reacción de la MUD frente a las ventajas y las arbitrariedades presentes y futuras del régimen, que ellas miran y mirarán con vista gorda sin esperar reclamos que no se puedan tramitar como parte de la rutina. Hoy, por los vientos que soplan, la rutina electoral es manejada por un gran elector, mientras la MUD deshoja una margarita de selectos pétalos.

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