Editorial publicado en Analítica
Apartheid en afrikáans significa “separación” y fue el oprobioso régimen de discriminación racial ejercido por los gobiernos de Sudáfrica y Namibia en contra de la mayoría de la población negra. Este sistema de segregación consistía en la creación de lugares separados de habitación, estudio y entretenimiento, según el color de la piel. Además, incluía, por ley, la prohibición de matrimonios interraciales, e incluso, la penalización de la realización de actos sexuales entre blancos y negros. Esta monstruosidad estuvo vigente hasta el año 1992, cuando la presión internacional logró que se desmantelara esa escandalosa violación de los derechos humanos.
En Venezuela, a su manera, el régimen ha venido estableciendo un nuevo sistema de discriminación social con la creación del inconstitucional Carnet de la Patria, que es el requisito para acceder de manera privilegiada a ciertos bienes y servicios públicos, estableciendo, de hecho, una odiosa separación entre los que son calificados como patriotas, es decir los que adquieren el carnet y, de hecho, en perjuicio de los contrarrevolucionarios, oligarcas o escuálidos, sea cual fuera el adjetivo que usen los gobernantes para aquellos que se nieguen a obtenerlo.
El régimen sabe, porque conoce todas las encuestas de opinión, que cerca a un 90% de la población desea un cambio y que Maduro se vaya y, por eso, se ideó esta entelequía para mostrar un alto grado de respaldo, cuando en realidad los que han optado por suscribir el ilegal documento, lo han hecho, en su mayor parte por un estado de necesidad, para obtener los insustanciales subsidios y los insuficientes alimentos contenidos en los CLAPs.
Es evidente que Maduro intenta acelerar la puesta en marcha de los mecanismos de control social que los Castro impusieron en Cuba desde el principio mismo de la “revolución” y ahora, después de casi 20 años de la autodenominada “revolución bonita,” han estimulado la emigración de más de 3 millones de compatriotas y, al igual que en Cuba, van camino a la libreta de racionamiento de alimentos.
Hoy, cuando en el mundo se le da mayor valor al respeto de los derechos humanos, es evidente que este nuevo apartheid es contrario a todas las convenciones internacionales y constituye un delito que podrá ser juzgado internacionalmente.