Editorial publicado en Analítica
El 15 de octubre de 2017 será una fecha importante en la historia de Venezuela, porque ese día los venezolanos reafirmarán su fe en la democracia como el único sistema de gobierno que garantiza, a través del voto, la expresión de la voluntad popular de exigir cambio de rumbo en el acontecer político de la nación.
Este domingo es particular porque algunos ciudadanos tienen dudas sobre la importancia o la validez de expresarse mediante el voto, por diversas razones, muchas de ellas dignas de encomio. Sin embargo, y más allá de los argumentos, ese día debe ser el del reencuentro de los venezolanos con su democracia que tanto les costó establecer en el curso de nuestra historia como república.
Venezuela, desde 1830, ha estado directa o indirectamente sometida a militares y caudillos salvo en el lapso de la era democrática a mediados del siglo XX. No es concebible que permitamos que se consolide un retroceso histórico por razones o sentimientos individualmente válidos, pero políticamente desacertados.
El 15 de octubre debe inscribirse en los anales históricos de nuestro país con una importancia similar a la del 23 de enero, porque ambas son fechas de la voluntad del pueblo venezolano de vivir en democracia.
Si creemos que la democracia, como dijo Churchill, es “el peor de todos los sistemas políticos, con excepción de todos los sistemas políticos restantes”, tenemos que ir a votar masivamente y demostrar al mundo -y a nosotros mismos- que democracia no es un concepto vago, sino una voluntad profundamente enraizada en el alma de los venezolanos.