Por: Carlos Montenegro
Pero Reed no solo era un artista pop. Su reconcomio con su país que lo había ninguneado, la rebelión de los jóvenes a cuya generación pertenecía contra la Guerra de Vietnam más el racismo fueron modelando su pensamiento político
Dentro de unas semanas se cumplirán 40 años de la misteriosa aparición del cadáver de Dean Reed, un cantante, compositor, actor, director y activista social norteamericano, que alcanzó gran popularidad en los países de influencia soviética, es decir comunistas, en tiempos de la guerra fría. Fue, probablemente, el caso más paradigmático de los muchos disidentes que se fueron desencantados del capitalismo salvaje hacia el socialismo real.
Dean Cyril Reed nació en Colorado, EEUU (1938-1986), y criado entre California, Utah y otra vez Colorado; aprendió desde muy joven a tocar la guitarra y a domar caballos. Media 1.90m, era apuesto, simpático, de rubia cabellera, perfectos dientes blancos, sonrisa generosa y ojos muy azules. Después de estudiar meteorología en la Universidad de Colorado Reed se trasladó, aconsejado por sus amigos, a California para intentar comenzar una carrera como actor. En Hollywood no tuvo suerte y pronto se desencantó de aquél estilo de vida, pero un amigo le presentó a un alto ejecutivo de la casa discográfica Capitol Records, que intentó hacer de él un ídolo juvenil y en 1958 lo contrató y le grabó varios singles como “I kissed a Queen” o “Our summer romance”. Aun así, Reed no llegó a triunfar en su país, ni siquiera logró un mediano suceso. Tal vez los fracasos le crearan algún tipo de resentimiento, llegando a decir que Hollywood era una gran “casa de putas”.
Como cantante su carrera tampoco llegó muy lejos, eran los tiempos en que Elvis Presley fue el ídolo que los jóvenes adoraban y Reed no llegó a ser ni un cantante de segunda fila de los que seguían la estela de el de Memphis. Sin embargo, sorpresivamente le informaron que “Our summer romance”, su canción más conocida, había logrado los primeros puestos en las listas de Argentina y Chile. Apoyado por Capitol, Reed, no desaprovechó la ocasión para iniciar una gira promocional por Sudamérica, donde llenó estadios de Chile, Argentina y Perú, alcanzando la popularidad que no obtuvo en su país. Se estableció en Chile y aprendió español; durante esos años superó en popularidad a Neil Sedaka, Paul Anka y al mismísimo Elvis Presley.
Luego se trasladó a la Argentina y durante cuatro años de permanencia grabó varios discos, filmó dos películas: Ritmo nuevo, vieja ola (1965) y Mi primera novia (1966) con Palito Ortega y Evangelina Salazar; participó con gran éxito en el programa de TV “El Club del Clan”, formando parte de “la Nueva Ola” argentina junto a Palito Ortega, Violeta Rivas, Johnny Tedesco, Raúl Lavié, Lalo Fransen y Nicky Jones; fue asiduo invitado en el show “Sábados Continuados” conducido por Antonio Carrizo y montó su propio show haciendo giras por todo el país y naciones vecinas, acompañado por la banda “Los Dominantes”.
Pero Reed no solo era un artista pop. Su reconcomio con el país que lo había ninguneado, el suyo, la rebelión de los jóvenes a cuya generación pertenecía en contra de la Guerra de Vietnam mas el racismo en su tierra, fueron modelando su pensamiento político. Las miserias e injusticias que conoció en América Latina, donde siempre solía estar involucrado el gobierno norteamericano, sustentando presidencias corruptas cuando no dictadores, le dieron una perspectiva que le hicieron escorar a la izquierda. Se fue trocando en un cantautor de protesta que en sus conciertos combinaba con el repertorio pop.
Sin embargo en el sur de América al final de los 60 no estaba el horno para bollos, al menos políticamente. Que un muchacho, guitarra en ristre, se pusiera a soliviantar a los jóvenes entonando canciones con tufo a comunismo, no estaban dispuesto a tolerarlo ni la extrema derecha, ni los militares a cargo, y menos si era un gringo. Así, que con la probable anuencia de la CIA lo expulsaron de Argentina.
Y volvió a Chile sucediendo más de lo mismo: la izquierda crecía y por aquello de que dios los cría… (con minúscula pues no quiero líos) hizo amistad con Pablo Neruda, con el cantautor comunista Víctor Jara, líder de la “Nueva Canción Chilena”, y con Salvador Allende a quien apoyó en su campaña. Tras el golpe de Estado y la muerte de Jara y Allende Reed se radicalizó, y aunque nunca se afilió a ningún partido, se aproximó más al marxismo.
Con la llegada de Pinochet, Reed fue inmediatamente deportado trasladándose a Madrid, donde vivió por algún tiempo; estando allí, era 1965, fue invitado por Pablo Neruda a asistir como observador al Congreso Mundial de la Paz de Helsinki. Durante el evento, inesperadamente, delegaciones enfrentadas provocaron un gran alboroto y en el momento de mayor tensión Dean Reed subió al escenario con su guitarra, y entonando la canción góspel “We Shall Overcome” hizo que todos los delegados la cantaran también, invitándoles a tomarse de las manos, logrando calmar los ánimos. Reed declaró que estaba eufórico, aquello suponía más para él que ninguno de sus éxitos multitudinarios en Latinoamérica. No sabía que aquello iba a cambiar su vida para siempre.
Impactó tanto su acción, que el presidente de la Komsomol (la Organización Juvenil Soviética) Nikolai Pastujov, presente en el acto, lo invitó a Moscú. La juventud rusa acababa de descubrir a los Beatles y clamaba por espectáculos de rock, prohibidos en la URSS. El funcionario sagazmente vio al “americano bueno”, que cantaba y tenía ideas anticapitalistas. Para Pastujov este Dean Reed era como una lotería, ya que además de ser americano y simpatizante con las ideas marxistas, podía cantar algo parecido a rock’n’roll. Los jóvenes comunistas podrían idolatrarlo, y el llevárselo a Moscú le permitiría sin duda subir peldaños en el escalafón del partido. Dean Reed ni siquiera lo pensó cuando Pastujov le ofreció ir a Moscú con él. Su destino indudablemente estaba escrito.
Hizo giras de conciertos por toda la URRS y los demás naciones comunistas. Sus triunfos en Rusia le convirtieron en una auténtica leyenda viviente para una juventud que abría sus brazos a todo lo que viniera de Occidente. El éxito alcanzó niveles que el propio Reed nunca hubiera podido imaginar: estadios con más de 60 mil seguidores y admiradoras gritando a pleno pulmón eran la norma, no la excepción. Pronto, en todos los países al este del “telón de acero”, se le conoció como el “Elvis Rojo”. Su repertorio, al principio, consistía en versiones de éxitos clásicos del rock cantados por Elvis, Gene Vincent, los Beatles*…; era lo que la juventud quería oír.
Se instaló en Berlín Oriental, desde allí viajaba a Italia, España, Rumanía y Alemania Occidental para filmar coproducciones como actor; eran películas de dudosa calidad con títulos tan “prometedores” como “Winchester no perdona”, “La muerte llama dos veces”, “La banda de los tres crisantemos”, “Veinte pasos para la muerte”, “Los corsarios”, “Adiós , “El pistolero ciego”, “Besos para ella, puñetazos para ellos” y “La ley del karate en el Oeste” entre otras. Actuó también en series para canales de TV del Este de Europa, e incluso dirigió algunas, como “el Cantor”, donde interpretó a Víctor Jara, su gran amigo, asesinado por los militares chilenos. También grabó docenas de discos
Dean Reed lo tuvo todo como artista, aunque su calidad artística era discutible, tras el “muro de hierro” era lo que había y Dean Reed era el tuerto en el país de los ciegos. La periodista norteamericana Reggie Nadelson publicó su biografía “Camarada Rockstart”. Tom Hanks compró a su viuda, Renate Blume, los derechos para producir la película.
En plena Perestroika su popularidad decayó tras décadas de triunfos y pensaba en regresar a su tierra. La Stasi, (inteligencia de la RDA) temía que se convirtiera en informador de la CIA, pues Reed fue muy activo en política. Por su parte la CIA y el FBI lo consideraban un traidor.
En 1986, Reed iba a cenar con su productor para preparar el rodaje de “la Masacre de Wounded Knee” pero nunca llegó a la reunión. Días después su cuerpo apareció flotando en un lago poco profundo cerca de su casa en Berlín. Se informó que se había ahogado, pero Dean Reed era un excelente nadador. El misterio sigue sin resolverse.
* https://www.youtube.com/watch?v=gVgkePXZSk0
https://www.youtube.com/watch?v=-EJJtACBLpQ
Sorpréndanse con estos links, no se los pierdan. Verán rock&rusia con Dean Reed. Excelentes.
carlosmmontenegro22@gmail.com