El chavismo arremete contra el chavismo. Para quemar al mayor general Miguel Rodríguez Torres, la exministra Iris Varela ha decidido incendiar todo el edificio. De fosforito a binladen. Según el testimonio de Varela, el titular de Interior y Justicia del presidente Nicolás Maduro provocó la violencia de 2014. “No me defienda, comadre”, pensarán en Miraflores. Más que competir por una curul en la Constituyente, la abogada podría opositar al cargo de defensora pública de Leopoldo López. Tres años después, la experta en pranes revela que un altísimo funcionario del gobierno, mano derecha de Maduro, desató los demonios que segaron la vida de 43 venezolanos. La antigua legisladora debería saber que la culpa nunca es del ciego. Varela denuncia ahora que su viejo compañero de gabinete es un “asesino”, “corrupto” y “traidor”. Y así convivió con él, hasta que cometió el único delito imperdonable para la revolución chavista: la traición.
Rodríguez Torres responde que la tiene más larga que sus nuevos enemigos. La lengua, se entiende. “Imagínense que yo me pusiera a contar las cosas que sé de los altos funcionarios”, alerta el espía, asomando la puntica. Como el difunto comandante, el mayor general tenía sus ojitos en todos lados. En el álbum de los recuerdos atesora cosas tan valiosas como “videos de un altísimo funcionario de gobierno disfrazado con una peluca junto a una prepago entrando a un hotel”. Es lo bueno de tener colegas con escaso currículo y abundante prontuario. A pesar de sus diferencias, el oficial retirado coincide con Varela en un asunto: la violencia de 2014 fue promovida por el chavismo. Y aporta su propia lista de sospechosos con Freddy Bernal, colectivos, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional y la Vicepresidencia de la República. La gran famiglia.
La presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, declara una verdad irreversible. “Vamos a estar claros, esta no es una propuesta para resolver asuntos económicos”, señala la rectora sobre la Constituyente. Y todos están claros, menos el presidente Nicolás Maduro. Como siempre. “Necesitamos una Constituyente económica que tenga todo el poder para recuperar la economía”, vende el líder de la revolución su idea a tasa Dipro. ¡Tremendo negocio! El maná caerá del cielo, traído en helicóptero. De nuevo la mentira, el engaño. La cúpula chavista es esclava de lo que dice y más aún de lo que calla. Mientras enchufa el ventilador, Rodríguez Torres invita a los periodistas a seguirlo con atención “si quieren saber lo que dijo Makled”. La cómplice. La loca. El matón. El ladrón. El estafador. El narco. La ética socialista. En fin, la vanguardia esclarecida. La revolución devora a sus hijos y ellos se comen entre sí. Buen provecho.