Por: Laureano Márquez
Hay algo mucho peor que ser corrupto, es serlo y ni siquiera recordarlo. Estar pelando y sin saberlo, con una cuenta bancaria millonaria a nombre tuyo. Me sucedió. Esta es mi historia:
Buscando un correo electrónico traspapelado. No se si esta expresión cabe también para los papeles virtuales, comencé a buscar en diversas carpetas de mi correo. Abrí los llamados “correos no deseados”, carpeta en la que casi nunca suelo meterme, porque, como su nombre lo indica, uno no desea saber de la gente que te escribe por allí. Casi siempre se trata de cadenas, con lo despreciables que estas siempre suelen ser. Para mi sorpresa, me encuentro con un correo en inglés suscrito por el CEO del Banco Central de Nigeria, Dr. Godwin Emefiele. Como es del dominio público, CEO significa “Chief Executive Officer” por sus siglas en inglés, como dice la gente instruida. En la comunicación Mr. Godwin -entiendo que su nombre tiene como primer componente a Dios y de segundo ganar, es decir, Diosgana- me dice lo siguiente: “your name with all your information from our central computer stating that abandoned fund worth of $25,000,000,00 (Twenty Five Million United State Dollars) belongs to you, Please; I want to know from you the reason why you abandoned such big fund here in our bank”.
Lo primero que me vino a la cabeza fue responder de inmediato con un breve: “pussy panita, I forgot those reales, can you transfer them to me from one?”. Es decir: “coño, panita, me olvidé de esos reales, ¿me los puedes transferir de una?” Acto seguido, pensé, lo primero que debo hacer es buscarme en la lista de Trump a ver si aparezco, si es el caso, debo buscar un paraíso fiscal. Ni siquiera me pregunté de dónde vinieron esos reales ni cómo me los gané, entre bolichicos nunca nos preguntamos esas cosas. Entiendo que en Venezuela 25 millones de dólares es un choreo infantil de un aficionado menor, pero en mi vida pequeñoburguesa podría resolver, bien resueltas, a 25 generaciones de mis descendientes: el futuro de los Márquez asegurado hasta el año 3015, por lo menos.
Esto debe ser una broma de Emilio, fue lo segundo que pensé. Tengo que googlear a Godwin. Para mi sorpresa, el hombre existe y Google dice que con toda certeza es el “governor” del Banco Central de Nigeria, donde se encuentra mi cuantiosa fortuna, que tiene 54 años, la foto muestra un señor afrodescendiente, cosa que es lógica porque Nigeria queda en Africa (además yo también soy afrodescendiente, mis padres también eran africanos de Canarias, así que estamos entre paisanos), es cabeza de una bella familia. ¿Y si la vaina es verdad? y si tengo ese dinero abandonado por allá y este señor se ha tomado la molestia, ha tenido la finesa de ubicarme, para devolverme mis fondos -obviamente mal habidos- porque un pobre de solemnidad sabe exactamente cuanto tiene y donde lo tiene y el esfuerzo que te ha costado cada céntimo ahorrado. ¿Por qué metí esos reales en Nigeria? ¿Seré un bolisonámbulo?, fue lo otro que me pregunté. Existen Caiman, Suiza y la celebrada Andorra, que está a punto de ser declarada como territorio venezolano, por la abundancia de nuestros fondos allá. Why Naiyiria? Am I an stupid? Yes I do.
Seguí leyendo. Me dice el pana Godwin que como yo no he aparecido a reclamar esos reales, me los han depositado en una ATM card a mi nombre. Es decir a una tarjeta de débito. Y hasta me manda la clave, cuyo pin obviamente no voy a revelar. Ní que fuera yo bolsa para decirles que la clave es 2116. Los bolichicos somos astutos. ¡Godwin de mi vida, me vienen los escraches! -pensé- que yo esté en el Peter Luger Steakhouse, de lo mas tranquilo, enfrentado a una punta argentina con una botella de vino Protos, del bueno y se me pare alguien enfrente: “¡devuelve esa carne, corrupto!”, y uno vomitando todo. Comencé a odiar a la oposición que tanto he defendido. Son unos traidores todos, es verdad.
Dr. Godwin me pide que le mande mis señas: dirección, teléfono, mi cuenta bancaria y mi firma escaneada. Por favor, que algún bolichico con más experiencia que yo, me ayude: ¿qué hago, le mando todo?