Aplazando los comicios regionales y obstaculizando la celebración del referendo, el chavismo trata de sacar a la oposición de su terreno, que es el electoral. El sufragio es el arma fundamental que tiene la Unidad para frenar a los violentos.
“¿Pero vamos a tener elecciones este año? De gobernadores”, preguntó el periodista Vladimir Villegas.
– “Claro, nosotros estamos trabajando todo para ello”, respondió segura la jefa del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena.
Usted lo vio por Globovisión, el 7 de abril de 2016. Pero ahora todo cambió. Aunque usted no lo crea. La rectora confirmó lo que ya todos sabían. El primero en asomarlo fue el presidente Nicolás Maduro. “Las únicas dos pruebas inaplazables que tiene el país de acuerdo a la Constitución, son las elecciones a la Asamblea Nacional y las elecciones presidenciales”, deslizó Maduro el 17 de mayo. Luego, la oposición lo asumió con cierta naturalidad. “Los gobernadores del PSUV se lo solicitaron a Maduro y ya lo acordaron: hasta el momento este año no habrá elecciones regionales. Eso ya es una decisión tomada”, admitió el gobernador Henrique Capriles Radonski el 4 de agosto. Y así quedó. “Decisión tomada”, caso cerrado. Nadie se rebeló ante este “acuerdo”. No se rompió una lanza por la defensa de estos comicios. Obvio, lo importante es el revocatorio. El mismo día que Maduro se refirió a las “dos pruebas inaplazables”, dijo que el referendo era una “opción”. El chavismo parece haber “acordado” que este año –quizás el peor de su historia desde que llegó al poder- no habrá elecciones de ningún tipo. Listo.
El Gobierno de Maduro puede prescindir de todas las elecciones, la oposición no. Ese es su terreno. Prácticamente el único, donde pese a todos los obstáculos, ventajismos y triquiñuelas, ha logrado progresar y conquistar espacios. Antes, la pelea se concentraba en las condiciones. Ahora, habrá que luchar por el simple hecho de que convoquen los comicios. La oportunidad de las regionales se perdió para este año. Todos los huevos están en la canasta del revocatorio 2016. “Hay que convertir la recolección de firmas en el mismísimo referendo”, coinciden expertos y políticos. Calculan: 5, 6 millones de personas. Claro, advierten que eso no es suficiente. Se necesita hacer ruido, mucha organización, movilización, ejercer presión. Política. Lucena sugirió el 9 de agosto que las firmas se recogerían a finales de octubre. ¿Y cuándo se desarrollará la jornada? En esta ocasión, avisa que se tomará un mes para revisar y contar las rúbricas. Una a una. La revolución chavista no cae si nadie la empuja.
Un dirigente opositor reconoce que, tras los resultados del 6 de diciembre, creyó que el Gobierno podía llamar a diálogo y allanar el camino para una transición negociada. ¡Bienvenido a Venezuela! Desde un principio, el oficialismo lo tuvo claro: obstruir todas las vías civilizadas y democráticas que faciliten la resolución de la crisis. En las urnas pierde, pero confía en ganar en la calle. Una lógica de armas tomar. Como un buldócer, el Gobierno arrasa todo lo que está a su paso y atropella a la mayoría de los venezolanos que decidió cambiar el signo de la Asamblea Nacional por primera vez en tres lustros. ¿Tiene la oposición la capacidad y fuerza para llevar la confrontación a la arena electoral este mismo año? Un portavoz de la Unidad recuerda que después de 2016 viene 2017, y reivindica la importancia del diálogo. La ansiedad y la incertidumbre aumentan y solo queda una certeza: sin votos no hay paraíso.