Algunos apuntes sobre la reunión del Consejo Permanente de la OEA – Luisa Kislinger

Por: Luisa Kislinger

Antes que nada, hay que decir que en la reunión de ayer, como en laJGK7842 mayoría de las reuniones internacionales donde se discuten asuntos determinantes para la vida de los países, hay numerosos gestos, presiones, intentos, ambiciones e intereses ocultos. Lo cual desde luego agrega dificultades a su comprensión para quienes somos meros observadores. No son hechos lineales, tipo causa y efecto, sino que juegan numerosos factores y actores para producir un resultado. Así que sí usted llegara a sentir que hay algo que no entiende, no crea que es usted solamente. La diplomacia es un complejo tejido del cual no siempre se tienen todos los hilos.

Un enigma que sigue estando en el aire es el cambio de posición de Argentina. Recordemos que tras ganar las elecciones a finales del año pasado, Mauricio Macri señaló que invocaría la Carta Democrática Interamericana en el caso de Venezuela y el régimen de Nicolás Maduro. Pero tras la presentación del informe del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, sobre la situación de Venezuela, Argentina sorprendió convocando una sesión del Consejo Permanente para considerar la situación venezolana, para lo cual presentó un proyecto de declaración que llamaba al diálogo de manera muy general. La pregunta es ¿qué pasó? ¿Por qué el nuevo gobierno argentino pasó de una posición dura frente a Venezuela a un simple pedido de diálogo fuera del contexto de la aplicación de la Carta Democrática? El portal digital Vértice, dirigido por el periodista venezolano Casto Ocando, reportó hace unos días que el asunto tenía que ver con un intercambio de votos en el que Venezuela favorecería la candidatura de la Canciller argentina Susana Malcorra al puesto de Secretaria General de la ONU. El diario argentino La Nación también toma en cuenta este factor, pero explica que se trata de una fisura a lo interno del gobierno de Macri. Y es que al parecer existen dos corrientes encontradas, donde el presidente argentino, preocupado por la crisis humanitaria y posibles divisiones en el seno de las fuerzas armadas venezolanas que pudieran tener consecuencias muy negativas, aboga por acciones concretas, y la Canciller apuesta por un diálogo sin mayores condiciones.

El resultado

El resultado de ayer, es decir, un proceso de diálogo y negociaciones, no es distinto de lo que podría haber resultado de la reunión que deberá tener lugar entre el 10 y el 20 de junio. Digamos, de manera coloquial, que lo de ayer adelantó el debate y los resultados por unos días. La diferencia es que ese diálogo y esas negociaciones no se harán en el marco de la Carta Democrática, la cual, por ahora, no será aplicada.

Pero en la reunión solicitada por Almagro, aunque ya no se discutirá la activación o no de la Carta, se deberá abrir un debate en torno al informe y decidir qué hacer. Los países deberán, en principio, pronunciarse sobre lo que allí reporta Almagro. Obviamente, siempre existe la posibilidad de que algún país decline hacer comentarios, y se exprese solamente a través de una votación a favor o en contra, claro está sí es que se llega hasta allí. Pero no deja de ser un paso importante que los países de toda la región se pronuncien sobre las irregularidades, violaciones de derechos humanos, y prácticas antidemocráticas descritas por el Secretario General en su informe, porque ello pondrá una presión importante sobre el régimen de Maduro: las mentiras oficiales ya nadie las cree. Ya ayer vimos que, aunque tímido, hubo un consenso tácito sobre la existencia de una grave crisis humanitaria, económica y social en Venezuela. Quizás la declaración de Canadá fue la más explícita al señalar que no se trata de reportes de prensa. Las historias les llegan de primera mano a través de amistades y personas conocidas. Con lo cual es un hecho cierto que la crisis humanitaria es ya inocultable. Pero quizás más importante aún, está documentada. Fuera de Maduro y los tres o cuatro países aliados que le quedan, ningún país se atreverá a negar la veracidad de lo escrito por Almagro. No podemos obviar el hecho de que frente al informe y la realidad inocultable de deterioro de las condiciones de vida en Venezuela, muchos países están haciendo sus cálculos sobre cómo la profundización de la crisis puede afectarle a ellos, y quizás esto influya sus posturas durante el debate en el seno del Consejo Permanente. Hace algunos días, por ejemplo, el diario Curazao Chronicle reseñó que la Cruz Roja curazoleña ha alertado a las autoridades sobre la posibilidad de que se presenten flujos de inmigrantes venezolanos de empeorar la crisis generalizada en nuestro país.

Lo que viene

Una de las cosas que pudiera pasar es que se discuta el contenido del informe pero, basados en la declaración adoptada ayer, se vote a favor de esperar el resultado de un proceso de diálogo. Pero – y hay que repetirlo – ese diálogo no será hecho en el marco de los mecanismos de la Carta Democrática, los cuales suponen un seguimiento más cercano y una mayor participación de la OEA. Sin embargo, con relación al proceso de diálogo ya en marcha y refrendado ayer, creo que es muy importante escuchar lo que desde la MUD y la oposición en general se viene diciendo. Anoche Carlos Vecchio señaló en CNN los cuatro requisitos previos para que el diálogo ocurra, los cuales coinciden con los ya divulgados por la MUD en su comunicado tras las conversaciones de La Romana: 1) Referéndum Revocatorio para este año 2016; 2) Liberación de presos políticos; 3) respeto a la AN; y 4) apertura a un canal humanitario.

Pero debo hacer una salvedad. Sería necio negar que están justificadas las inquietudes sobre cómo el régimen usa este tipo de situaciones para ganar tiempo y posponer soluciones políticas concertadas. Sabemos que lo ha hecho antes, y no dudará en hacerlo de nuevo. Porque, por sobre todas las cosas, hay que tener presente la realidad innegable de que no estamos ante demócratas, un detalle que, lamentablemente, no pareciera terminar de calar en los gobiernos del continente salvo contadas excepciones. De todas maneras, tenemos que pensar también que la posibilidad de una activación de la Carta no está del todo desechada. Confiemos en que la oposición sepa aprovechar la coyuntura a su favor, respaldada por la ventaja electoral de la que goza en este minuto. Hasta ahora, la celebración del referéndum revocatorio este año sigue siendo la pieza central de su discurso. Esperamos que se mantenga así.

Almagro ¿hombre o Secretario General?

Algunos países, particularmente del Caribe anglófono, criticaron abiertamente el tono y el contenido de la carta que hace algunas semanas dirigió el Secretario General Almagro al presidente Nicolás Maduro. Con lo cual este tema, espinoso por demás y con todo el potencial de desviar la atención del debate sustantivo durante la próxima reunión del Consejo Permanente en la que se discutirá el informe de Almagro, ya ha sido ventilado públicamente y despachado. O por lo menos eso esperamos. De manera que lo que estará en la mesa para discutir será el contenido del informe mismo.

Pero sobre el tono de la carta de Almagro a Maduro hay que decir algunas cosas: concuerdo con algunas de las intervenciones hechas ayer en el sentido de que el tono de la carta no se corresponde con la estatura y condición de un Secretario General de una organización internacional. El Secretario General representa la voz de todos los Estados que forman parte de la OEA y, en ese sentido, debe respetar las formas y circunscribir sus señalamientos a asuntos de común interés y preocupación de la organización. Personalmente, pienso que Almagro hubiese podido publicar la carta a título personal, sin hacer uso de las facilidades de la OEA para ello (la carta fue publicada en la página oficial de la OEA como un comunicado de prensa). Se trata de una cuestión de principios. Sí se exige rectitud, se debe predicar con el ejemplo. Dicho esto, hay que preguntarse también ¿dónde quedan los Estados miembros de la OEA en la defensa de la reputación y honor de su Secretario General cuando se le acusa de traidor y agente de la CIA, o, peor aún, se le llama “basura”? ¿Cuál de los Estados de la OEA ha salido al paso a exigirle respeto a Nicolás Maduro por los insultos que a diario le propina a Luis Almagro, el Secretario General? A mi entender, Luis Almagro, el hombre, se defendió en su carta, la cual usó hábilmente para defender valores y principios democráticos universales, no ideologías, con relación a Venezuela. Pero ¿quién defiende al Secretario General?

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