Algunas razones para no votar el domingo – Jean Maninat

Por: Jean Maninat

Digamos que usted no quiere a su mamá; o rebobinemos… la quiere, pero ella le sacó la piedra freudiana desde que era chiquito obligándolo a memorizar la tabla de multiplicar, aprender la historia patria, señalar las principales capitales en el globo terráqueo, tomar la sopa sin fingir náuseas, a no poner los codos sobre la mesa, ni sacarse la comida de los dientes con la uña del dedo meñique, y anda usted un poco cargado por las aceras de su ciudad natal gracias a tanto desvelo materno. O asumamos, que al fin y al cabo -siempre es posible- usted no ama a su mamá y poco le perturban las agresiones de la vida cotidiana que la han envejecido algo más de la cuenta en los últimos 20 años, ni los precios astronómicos que hoy tiene que pagar para disfrazar el vacío de la despensa casera, ni que se quede con el “Jesús protégelo” en los labios desde el momento en que usted pone un pie en la calle. Y tampoco le importa que el estado en el que vive se asemeje al escenario de una distopía de ciencia ficción, tierra arrasada donde nada se consigue y todo se malogra. Si ese fuese su caso, entonces no vaya a votar el domingo, quédese en su casa, en pijamas y pantuflas, consultando la lista de psiquiatras que quedan en el país, a ver si lo ayudan en algo.

Si ya se acostumbró a la penuria, a la ausencia de medicinas y productos de consumo vital que desaparecieron hace un buen tiempo de la ciudad que lo vio nacer, si el espectáculo de pueblos y más pueblos del interior empujados a mendigar, como impronta de la condición humana que le quieren endosar desde Miraflores poco le importa, si en suma, le da igual que le clausuren la vida, que lo dejen picoteando aquí y allá por los mendrugos que dejan caer los gobernadores del PSUV, entonces, quédese en su casa y no vote el domingo, arrópese hasta la cabeza, chúpese el dedo hasta la inanición y no se preocupe que nadie lo echará de menos, salvo por el olor.

De ser usted uno de los refunfuñones a los que nada de lo que se ha logrado en las luchas democráticas de años recientes le satisface, si haber ganado las elecciones parlamentarias (sí, con este CNE) y el empeño temerario y valiente de los diputados de la mayoría opositora en la AN lo hace bostezar, si las marchas y concentraciones que se han hecho no logran colmar sus ardores de guerra callejera, si el inmenso esfuerzo que están realizando, contra viento y marea oficialista, los candidatos opositores a las gobernaciones poco lo impacta ya que lo suyo es la “lucha final y la toma de la Bastilla”, si ya se entregó por aquello de que el CNE siempre nos trampea y prefiere a un gobernador oficialista para que el mundo sepa que vivimos en dictadura y usted es una heroína sin igual, entonces, fíjese, no vote el domingo, quédese en su casa, pero por amor al Señor, no se queje el lunes si el mapa de las gobernaciones sigue siendo rojo rojito para nuestro mal.

(N.B. Este artículo está inspirado en uno que me publicaron en esta página en noviembre, 2013)

 

@jeanmaninat

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