Si el Gobierno soltara a los presos políticos y diese la fecha para el Revocatorio se quedaría sin armas para dialogar con quienes considera sus enemigos históricos. Para un régimen represor que cuenta con las armas y el dinero, sentarse de tú a tú con los cachorros del imperio, la ultraderecha fascista, la burguesía apátrida es ya una derrota. Y lo hace porque se sabe perdido y anda buscando cómo salir del poder con cierta dignidad.
Despachar con dos o tres frases ingeniosas lo que ocurre en el complicado mundo del poder es, básicamente, un ejercicio de catarsis. De hecho, algunos ven en la reunión exploratoria de ayer -porque fue eso-, una claudicación de la Oposición ante la dictadura, una entrega de las armas sin ninguna contraprestación, una componenda entre iguales y para los más radicales, un acto de alta traición a Venezuela.
“Sólo sin presos políticos o con fecha del Revocatorio se debe ir a dialogar”, llegó a escribir más de uno desde su trinchera de Twitter, suerte de contradicción perfecta porque ¿Si hubiese fecha para el Referendo Revocatorio y liberación masiva de presos políticos, entonces para que cipote iríamos a dialogar? Precisamente porque el Gobierno ha transitado todas las ilegalidades conocidas, ha ordenado todas las atrocidades al CNE y a sus amigos del TSJ, porque ha incurrido en violaciones de librito a los Derechos Humanos, es por lo cual finalmente se ha visto obligado a sentarse frente a frente, de tú a tú, con su enemigo histórico, algo que para los representantes del Gobierno tiene que ser una derrota íntima, quizás inicialmente pequeña, pero derrota al fin porque hasta hace poco la Oposición era para el Gobierno: La nada, una partida de golpistas, unos cachorros del imperio, un grupito de desalmados que sólo quería entregarle el país a la burguesía, un interlocutor desdeñable que no poseía ninguna legitimidad frente a la historia. Y ellos eran el águila que no cazaba moscas.
De manera que si para algunos la Oposición ha perdido seriedad sentándose a conversar con el adversario, pues habría que decir lo mismo del Gobierno el cual -pequeño detalle que muchos radicales olvidan-, cuenta con el poderío de las armas, el dinero que todavía queda en las arcas de la Nación y ninguna prudencia a la hora de disparar o encarcelar a cualquiera, porque no hay poder similar que se les oponga. Y, para colmo, un ideario del siglo antepasado que les ha servido como paraguas para justificar internacionalmente cualquier eventualidad.
Entonces, ¿Por qué razón un gobierno abusador y antidemocrático como el de Nicolás Maduro acepta finalmente el llamado y mediación de El Vaticano que, como recordaremos, fue una condición que impuso la MUD? Porque cuando Nicolás Maduro y su combo, compuesto por los hermanitos Rodríguez y Elías Jaua, aceptaron sentarse en la misma mesa de quienes miran como enemigos, es porque finalmente se saben perdidos. Y se saben perdidos porque vieron las millones de firmas recogidas, el río de gente en las calles y una Oposición unida dispuesta a todo para expulsarlos -hasta ahora por las buenas-, del poder. Se saben perdidos porque sus convocatorias dan pena, porque deben comprar las voluntades a punta de bolsas de comida y aumentos salariales. Se saben perdidos porque la OEA ya no come cuentos y su gran aliado y mentor, el gobierno cubano, anda de Luna de Miel con la administración de Obama y ha sacado más dinero con los inversionistas extranjeros ya instalados en la Isla o los acuerdos en materia de salud con Estados Unidos que el dinero en petróleo que podría regalarles la Venezuela quebrada que ya no les sirve como chequera. Se saben perdidos porque leen las encuestas, todas con números tan vergonzosos que sectores del chavismo ya comienzan a deslindarse del alto poder. Y como se saben perdidos, es por lo que se sientan a dialogar a regañadientes, buscando tiempo -obviamente-, mostrando sus rehenes sobre la mesa: La liberación de los presos y la fecha para el Revocatorio. Esas son sus armas, sus elementos de negociación, sus escudos humanos. Mientras que para obtener la libertad de semejantes rehenes, la MUD tiene que ofrecer alguna contraprestación y se tiene que sentar con ellos para buscar la mejor ganancia.
De hecho, no fue por azar que la primera reunión convocada en Margarita no se dio. Y a pesar del bochorno publico que sufrió Jesús “Chúo” Torrealba, la MUD respondió con la Toma de Venezuela, quizás una de las manifestaciones más grandes que se haya visto en Latinoamérica. Y luego, como propuso la MUD, no hubo reunión para el diálogo en Margarita sino una reunión exploratoria en Caracas. MUD 1, Gobierno 0.
¿Que el Gobierno sigue reprimiendo, metiendo estudiantes presos y el TSJ sentenciando que Nicolás Maduro nació en Caracas, justo cuando en la Asamblea Nacional se discute su doble nacionalidad? Obviamente. No sólo porque es su naturaleza sino porque así como la Oposición debe seguir presionando con manifestaciones e investigaciones en la AN, buscando aliados en la OEA, Mercosur, Unasur y la ONU, los represores tiene que seguir presionando con su política usual y porque son las municiones que le quedan para ver si salen con dignidad de esta urgencia.
Pero algunos prefieren que no haya diálogo sino enfrentamiento, que es lo opuesto al diálogo hasta donde se sabe. Un enfrentamiento donde la Oposición ponga millares de gente en la calle y el Gobierno los perdigones, las palizas, los tanques y su nueva lista de presos. Y, ojalá no, los muertos y los heridos, que no suelen ser los mismos que abogan por la guerra.
Lamentablemente no hay una tercera vía en esta historia. Como en un divorcio, o nos sentamos a conversar quien se queda con la casa, con quien vivirán los hijos y quién los mantendrá -y para ello buscamos buenos abogados-, o reproducimos La Guerra de los Roses, aquel filme que comenzó como una buena comedia pero, como saben quienes la vieron, terminó en tragedia.
Por ahora -y tiene que ser por muy poco tiempo-, habrá que pasar por el trago amargo de encontrarse con el cónyuge en la sala de espera del tribunal y guardar todo el odio contenido hasta que el susodicho firme en paz, lo que más le conviene a los hijos de ambos. O destruimos la casa con todos adentro para que el otro no se quede con nada.