En El Nacional, junto a la noticia “El Tribunal Supremo de Justicia desconoce el rechazo de la Asamblea Nacional al decreto de emergencia económica”, se lee, a manera de antetítulo, un arrebato de sinceridad por parte de Aristóbulo Istúriz: “El máximo tribunal está del lado de los chavistas”.
Ayer, el Tribunal Supremo de Justicia arremetió con un dictámen político muy grave a favor del gobierno. En él se desconoce, de manera abierta y provocadora, a la Asamblea Nacional, en momentos cuando toda la institucionalidad y gobernabilidad del país parecen estructuras de palillos en un vendaval. La reacción de Maduro, al dar a conocer la noticia que le devuelve vigencia su rechazado decreto, fue un desplante lamentable, casi infantil: “No se me pongan cómicos, no quiero show”; como si solo él estuviera por encima de la Constitución, de la Asamblea Nacional y de todo el país.
Mucho hemos hablado de cómo el presidente suele declarar como si estuviese frente a un espejo: la alusión de ayer al show y a la comiquita es, una vez más, reveladora. Maduro está exultante, tiene tiempo extra en su juego de poder.
¿Pero cómo funciona esto?
Ayer, mientras el Tribunal Supremo de Justicia decidía lo suyo, la Asamblea Nacional aprobaba en primera discusión y por unanimidad -es decir, hasta con el voto a favor de los chavistas-, la Ley del bono de alimentación y medicinas para los pensionados.
La reacción de Maduro la leemos en Tal Cual: “Con un petróleo a 21 dólares no es posible entregar el bono de alimentación a los pensionados.” Confesión harto elocuente que evidencia su incapacidad para gerenciar y administrar. ¡Que se frieguen los viejitos, pero para ellos no hay real!, es lo que a las claras está diciendo. Pero casi de inmediato, en la misma intervención, revela la manipulación, la trampa ulterior que esconde su postura: “El cesta ticket para los adultos debe ser pagado por impuestos a empresas grandes como las de Lorenzo Mendoza. Que Lorenzo Mendoza y compañía paguen más impuestos y está bien, aprobamos el bono para jubilados y pensionados”.
Esto es un chantaje, un vulgar y abierto chantaje. Detrás del decreto de emergencia, por lo visto, lo que está de bulto es enfilar contra Polar. El Norte, en Barcelona, en su gran titular de hoy lo deja bien claro: “El diputado Ricardo Molina pidió a Maduro intervenir Empresas Polar”.
Pero, según revelación que nos hizo en el programa de radio Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, el 82% de los venezolanos se opone a cualquier tipo de acción del gobierno contra Polar. ¿Qué pasa, entonces, si se interviene Empresas Polar?
La respuesta, presidente, sin show ni comiquitas, por favor.