Ayer el oficialismo llevó a la práctica un ensayo electoral, y, según han declarado, resultó todo un éxito. Lo hicieron, dicen, para aceitar la maquinaria. “Un simulacro para las elecciones del 6 de diciembre donde se movilizó a buena parte de su militancia”. En otras palabras, se hizo un ensayo como si ayer hubiese sido 6 de diciembre. Es importante resaltar esto porque, mientras se realizaba ese simulacro, un grupo de chavistas disparó contra Henrique Capriles mientras este realizaba una actividad en San Francisco de Yare.
¿Por qué puedo afirmar con tanta seguridad que se trató de chavistas? Pues porque el propio Alcalde, Saúl Yánez, lo afirmó en un tuit: “@yarealcaldia: San Antonio de Yare dijo no al fascismo. Carpiles Go Home, no pudo pasar pueblo en la calle. @saulyanezyare.”
Un simulacro de votación con disparos, plomo y violencia, nada menos que contra uno de los lideres fundamentales de la oposición y gobernador de ese estado, Henrique Capriles. Esto se hace para intimidar, para meter miedo.
Henrique Capriles reaccionó de inmediato, también vía twitter: “Las cosas cambiaron @NicolásMaduro ni mandando a echarme plomo en mi estado vas a poder parar la derrota que te viene. CAMBIO”. En otro tuit: “No van estos fascistas del gobierno a frenar la fuerza del cambio. Cuarta parada Santa Bárbara. ¡Vamos carajo! CAMBIO”. Mensajes escritos con vehemencia ante la agresión y la violencia. Que le disparen a uno no es poca cosa. En la Venezuela que sufrimos, si disparan es porque quieren matar.
El mensaje quedó claro. Es como decir, miren lo que va a pasar: “Si ayer en un simulacro le hicimos esto a Capriles, qué no haremos el 6 de diciembre.”
¿Pero qué puede hacer la población desarmada ante la desesperación un grupo de vándalos y delincuentes? Espantar el miedo.
Ayer Leonardo Padrón, en su crónica habitual en El Nacional, publicó una con un titulo harto elocuente: “¿Quién dijo miedo? El miedo es lo que hay que vencer. Escribe Leonardo: “Por tradición solo el que me amenaza se siente perdedor”. Pues bien, el pánico a perder es lo que ha llevado a acciones desmesuradas como las de ayer en San Francisco de Yare.
Leo textualmente a Padrón:
“Hay que olfatear la calle. Encuestar la rabia, la humillación, el cansancio. Hoy pareciera imponerse un solo miedo: el miedo a que este desastre se prolongue. Ya la gran mayoría no cree en las amenazas de siempre. Entonces, ha llegado la hora de decir, retadora y libremente: ¿Quién dijo miedo?”
Ya hoy no se trata de tener miedo, sino de quitarlos del medio. Con la legítima herramienta del voto. Por una sencilla razón: tienen 17 años estorbando el derecho de un país entero a ser normal.
Y es el momento. ¿Quién dijo miedo?