“Le digo a Dios con humildad. Dios Santo Tú sabes de mi humildad. El único que puede llegar a la meta de 3 millones y más viviendas es Nicolás Maduro Moros, mas nadie lo haría”. Eso lo dice este señor Maduro Moros en una cuña que transmiten con insistencia en TVES. En primer lugar, alguien que le hable a Dios es cualquier cosa menos humilde. Mira Dios, aquí entre tú y yo, el único que puede etcétera etcétera… ¿Cómo se toma en serio a alguien que suelta semejante fanfarronería? Es difícil.
Ayer se cumplió el primer aniversario de los CLAP. El mismo Maduro Moros dijo: “Ya Venezuela está preparada en las condiciones en que estamos, para qué si el petróleo cae a 20, Venezuela va a seguir avanzando en la recuperación económica, productiva, distributiva, gracias al milagro de los CLAP, gracias a eso estamos preparados.”
¿Qué son los CLAP? Ayer Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional, los definió así: “Hoy los CLAP cumplen un año y representan el fracaso de las políticas de este gobierno en materia de alimentación. En los CLAP hay corrupción en la compra de productos importados con dólares a 10 bolívares, en el transporte de los mismos, en su distribución y luego en la reventa. No son una solución al hambre, son un instrumento para el enriquecimiento de pocos dentro del oficialismo. Es injustificable que después de la gran cantidad de recursos que ha entrado por concepto petrolero el plan de alimentación nacional sea una bolsa de comida. La escasez es de 90%, el índice de desnutrición ha subido y hay niños muriendo por eso en todo el país. Y la inflación es la más alta del mundo. Los CLAP fracasaron, pero siguen ahí para enriquecer a unos corruptos y someter a los venezolanos.”
Recordemos que cuando se habla de los CLAP, todos los productos que contienen las bolsas o cajas son mexicanos. De manera que en México están todos muy contentos porque Nicolás Maduro está favoreciendo a la industria mexicana en lugar de la venezolana. Y hablando de industrias venezolanas, hoy El Nacional publica: “8.000 industrias cerraron en 18 años de gobierno de Chávez y Maduro”. Según Juan Pablo Olalquiaga, presidente de Coindustria, la economía la maneja gente incompetente para el nivel de responsabilidad que tienen”. Le agregaría al calificativo incompetente el de gente extremadamente corrupta.
Volviendo a los Clap, cuando Borges habla del enriquecimiento de unos cuantos enchufados, recordemos a Samark López Bello –el supuesto testaferro de Tarek El Aissami, según el Departamento del Tesoro- quien, con dólares preferenciales, tiene el negocio redondo y mil millonario de armar los paquetes CLAP.
Maduro tiene una idea muy peculiar del ejercicio de gobierno: para él gobernar es guerrear, y ayer decretó una nueva guerra: la guerra del pan. ¡Vaya una épica, ni Leonidas en el paso de las Termópilas! Titula Notitarde, en Valencia: “Expropiarán a la panaderías que incumplan regulaciones. Para la guerra del pan, el ejecutivo presentó una táctica: Expropiará a los establecimientos que comercialicen este rubro porque incumplen con la regulación”. El Nacional: “Panaderías deberán usar el 90% de la harina para canilla y pan francés. “Vamos con todo para neutralizar a las mafias. ¡Que se acabe la guerra contra el pueblo!” Ahora el panadero es un mafioso, según Maduro.
Recordemos, han impuesto un precio para las canillas que es sencillamente inviable para los panaderos. Con esos precios las panaderías van a la quiebra. Por ello, para que el negocio pueda seguir medianamente en pie, los panaderos se las arreglan produciendo otros tipos de pan que están fuera de la regulación. Pero Maduro ve eso como una guerra al pueblo, como una acción mafiosa, y no se le ha ocurrido otra que convertir en panadero a su vicepresidente. Tareck El Aissami, pues, es quien lleva la voz cantante. El Nacional le reseña: “El Aissami advirtió que 709 panaderías deberán producir desde las 7:00 am. Al final de la jornada tendrá que quedar producto para el siguiente día. Indicó que no podrán tener más de 300 sacos de harina en depósitos para atender la demanda mensual y que no se podrá regular la venta a los consumidores. Señaló asimismo que estará prohibido el préstamo de materia prima entre panaderías”.
Después de este tipo de declaraciones y bravuconadas, anótelo, el pan, y no solo el de piquito, se acabará definitivamente.