Ayer domingo me encontré, en un restaurant famoso por sus desayunos, con una de las mujeres más alegres, divertidas y chispeantes del país. Se acercó a la mesa, soltó dos o tres de las suyas, provocó las carcajadas de rigor, y, cuando estas todavía no se habían apagado, dijo: ”Pero estoy muy triste, chico. Por primera vez en mi vida estoy tomando antidepresivos”. De inmediato arrimó una silla y explicó su razón: “Me había hecho tantas ilusiones con el Referendo Revocatorio, estaba segura que allí estaba la salida, pero lo mataron y ahora ya no hay nada. Siento que me quede en la nada.” Esa fue su frase.
Ciertamente, matado el Referendo Revocatorio el 20 de octubre con aquella terrible decisión del Consejo Nacional Electoral, amparada en las decisiones de unos jueces penales del interior, poco quedó en el escenario político venezolano. Ese día se acabó la democracia. Entonces se instrumenta la mesa de diálogo. Y se instrumenta porque quien la facilita y convoca es nada menos que Su Santidad el Papa Francisco, quien envía a uno de sus mejores hombres, experto diplomático y negociador, Claudio María Celli. La noticia hoy son unas preocupantes declaraciones que Monseñor Celli brindó el pasado sábado a La Nación, en Buenos Aires, en las que manifestó todos sus temores y tormentos: “Si fracasa el diálogo nacional entre el gobierno venezolano y la oposición, no es el Papa sino el pueblo de Venezuela el que va a perder, porque el camino podría ser el de la sangre.” Y subraya algo que le llama la atención: “Hay gente que no tiene miedo a que haya derramamiento de sangre. Esto es lo que me preocupa”.
¿Quiénes no le temen al derramamiento de sangre?
Veamos la situación planteada en la mesa de diálogo. A esta se acude con propuestas. La MUD lleva unas cuantas exigencias, y han planteado que para la próxima reunión de la mesa, fijada para el viernes 11, debería haberse producido algún tipo de resultado, algo concreto, o por lo menos manifestaciones de buena voluntad. Nadie dice que en 10 días se va a solucionar la crisis, pero alguna muestra, algún logro debe haber para poder seguir negociando. Porque en eso es lo que están.
Ha dicho Diosdado Cabello, y con él buena parte de los pro-hombres del régimen, que no va haber nada dentro de 10 días. Le leo citado en el Correo del Orinoco: “El chavismo va a seguir conversando, pero no vamos a ceder, no estamos dispuestos a complacerlos. Pusieron 10 días para una solución, pasarán 10 años. Esa posición es irse por el camino de la aventura”. Y eso que él llama el camino de la aventura no es otro sino el camino de la violencia. Ese al que aludía Monseñor Celli.
El titular en este diario El Correo del Orinoco dice: “Cabello: Cambiar el modelo socialista no es negociable bajo ninguna figura”. Cabello, de lo que se trata es de sacarlos a ustedes del poder. Es sacar a este modelo socialista que le ha traído al país hambre y miseria. Cuando la periodista de La Nación le pregunta a Monseñor Celli cómo encontró el país, la respuesta del enviado es dura:
“Es indudable que la situación está muy fea. No solamente a nivel político, sino a nivel social, económico. No hay comida, no hay medicinas. Es innegable que el país está enfrentando una situación muy difícil”.
En el temario del diálogo se ha asomado la propuesta de elecciones generales. Cabello ha rechazado esta posibilidad, así como la mayoría de los dirigentes del chavismo. Y Freddy Bernal llegó más allá: “La elecciones generales serían un capricho de papá. Una cosa es dialogar con condiciones y otra con una pistola en la cabeza -Aquí el que tiene pistola es usted, Bernal-. Hemos hecho 21 elecciones en 17 años y hemos ganado 19. ¿Porque perdimos dos vamos a complacer a los niños de papá?”. No son acumulativas, Bernal. Usted puede haber ganado mil pero si perdió una, la más importante, usted perdió y se va. Mas con estas personas que no entienden ni de democracia ni de aritmética es difícil llevar las cosas adelante.
Hoy El Nacional destaca: “Diosdado Cabello dice que no le regalará nada a la oposición, y que si insisten en dar un plazo de 10 días para obtener resultados tendrán que levantarse de la mesa”. No se trata de regalar, Cabello. Usted no es alguien que esté por encima de los demás para estar regalando nada. No es una cortesía de su parte, es una exigencia que les hace el pueblo de Venezuela a la pequeña camarilla que nos gobierna y de la cual usted forma parte importante.
Se logró todo, con todos los obstáculos de por medio, para poder llegar al referendo revocatorio y le dieron una patada a última hora cuando vieron que, a pesar de todas las trampas, era inminente. Insisto, el 20 de octubre se declaró la dictadura. Según lo que dice El Nacional hoy, en la sesión de mañana la Asamblea Nacional evaluará la desincorporación de los tres diputados de Amazonas. El oficialismo permitiría a cambio, según parlamentarios del Psuv, las regionales y municipales en el 2017”. Es decir, nada de elecciones generales, pero lo peor es que no hay referencia alguna al referendo revocatorio.
También se exigiría que Cáritas desembarque cuatro contenedores de medicinas varados en Maiquetía. Ya nos denunció el Cardenal Urosa el inconveniente con los conteiners de Caritas cargados de medicinas. ¿Por qué tiene que ser parte de una negociación descargar medicinas? Es verdad que se está muriendo la gente, que necesitan las medicinas. ¿Por qué se negocia con la vida de los venezolanos?
Y, además, se consideraría la liberación de 25 presos políticos y la repetición de las parlamentarias en Amazonas. ¿25 presos políticos? Se dice que hay más de cién en las cárceles. Es decir, en efecto se está manejando a los presos como si fueran fichas, barajitas.
A Monseñor Celli le pregunta la periodista ya hacia el final de la entrevista:
“¿Es una misión imposible la que le dieron?
Yo espero que no. Estoy rezando por esto. El problema no es que la Santa Sede pierda la cara, es el pueblo venezolano el que se hunde más. Porque si acaso en una delegación o la otra quieren terminar con el diálogo, no es el Papa sino el pueblo venezolano el que va a perder, porque el camino podría verdaderamente ser el de la sangre (…) Francisco está jugando un papel muy fuerte. Corremos un riesgo. Vamos a ver. Que Dios nos ayude.”
¡Amén!