Lo hemos advertido, lo hemos sentido, lo hemos temido desde hace ya mucho tiempo: Venezuela es un país en guerra. Ayer se concretó esta guerra: un operativo de más de 250 funcionarios entre Guardia Nacional, Policía Nacional, CICPC y Sebim tomó por sorpresa la zona de la Cota 905 en la ciudad de Caracas. Fue un operativo bélico. Como lo resume Últimas Noticias en su gran titular: “A plomo limpio tomaron la Cota 905. Resultaron 14 abatidos -como se dice cuando mueren los delincuentes; aunque El Nacional dice que fueron 15 y otras fuentes reportan 19.
El Ministro del Interior Justicia y Paz, General Gustavo González López, dio su parte de guerra: “Hemos recuperado 20 vehículos. Esos vehículos estaban concentrados en esas áreas y los usaban para fines de extorsión, vacuna, incluso amenazaban de muerte a sus propietarios. Hemos recuperado 12 armas cortas, 2 armas largas, 2 granadas fragmentarias. Actualmente están detenidas 134 personas, de esas personas 32 son extranjeros, y estamos haciendo la vinculación directa con el paramilitarismo colombiano aquí directamente en el centro de Caracas en la Cota 905. Usaban la droga, usaban los dólares para cometer y comprar estas organizaciones delictivas para fines inconfesables”.
Las palabras del ministro nos remiten al origen –según el gobierno- de esta violencia: el paramilitarismo colombiano; y por allí se terminará acusando, por supuesto, al señor Uribe. El diputado Elvis Amoroso, como acostumbra con su singular talento, afirma: “Banqueros corruptos venezolanos y parte de la oposición financian a grupos paramilitares con la intención de tumbar al gobierno”. Según le citan en 2001. En Vea amplían su declaración: “Un sector corrupto, un sector de banqueros financió la participación de sectores paramilitares en nuestro país por estar metiendo armas a Venezuela con la intención de que se tumbara al gobierno, trayendo armas de contrabando. Eso está ahí, eso le perjudica no solamente a la gente que está con el gobierno, los chavistas, sino a cualquiera.”
Sin embargo, más allá de las estridencias del discurso político, ¿de dónde viene toda esta violencia? ¿De dónde vienen esas armas de guerra que tienen los delincuentes?
En una discusión por twitter, en el día de ayer, entre el periodista Luis Carlos Díaz y el director de Conatel, Willian Castillo, leímos lo siguiente: “Militares que se enfrentan a delincuentes armados por los militares”, afirmó inicialmente Díaz. A lo que Castillo ripostó: “Acusación grave esa de que los militares arman a los delincuentes. Luis Carlos deberías acudir a la fiscalía y entregar las pruebas.” Y Díaz le respondió con agudeza: “No hace falta, cada vez que el casquillo de una bala del hampa dice Cavim, como ha reseñado la PNB, se ve el descontrol”.
Por otra parte tenemos los señalamientos del periodista Juan Carlos Zapata: “El gobierno, tan ducho en propaganda, se inventa el peor nombre para una operación de esta naturaleza: “Operación liberación del pueblo”. ¿Liberación de qué? De la barbarie que usaron, que uso el propio chavismo y que ahora le es arisca y adversa, porque esa delincuencia se ha hecho autónoma y, armada como está – lo reconoce el Ministro-, se siente con el derecho de hacer en Caracas lo que en Apure, en Amazonas, en Zulia, en Táchira, desde hace muchos años es usual y cotidiano: el secuestro, la vacuna, la extorsión. ¿No dicen los jerarcas que el chavismo es garantía de paz? La realidad contradice la consigna.”
La verdad sea dicha, esa violencia, esa delincuencia fue originada directamente desde el chavismo. Todo comienza, como bien apunta Zapata en su artículo, con el discurso incendiario de Chávez. A eso siguió la formación de los círculos bolivarianos, de allí se pasó a los colectivos que actuaban amparados bajo el mismo discurso incendiario gozando de total impunidad. Escribe Zapata: “Lo de ayer no fue una película de terror, ha sido la constatación de la hipótesis, es la tesis, es la síntesis de la imposición de la barbarie, es el legado de Chávez quien amagó con condenar a los grupos sin actuar contra ellos. Las consecuencias están a la vista.”
Ante la violencia desbordada al gobierno no le quedó otra que reaccionar. Reaccionar ante el propio monstruo que ha creado. ¿Es esta una reacción tardía o todavía estamos a tiempo de recoger al monstruo?
Todavia tengo el triste recuerdo cuando ese monstruo empezo a crecer en donde las hordas de mototorizados andaban amedrentado a la gente y a Globovision antes de ser del gobierno con la finada Lina Ron a la cabeza que junto con Chavez no pudo ver el fruto de sus desastres.
como siempre muy acertado