El gobierno usa un eufemismo para referirse a los presos, los llama “privados de libertad”. En un magnífico artículo el doctor Alberto Arteaga Sánchez explicó que preso es preso, y no un privado de libertad. El término es inexacto, falso. Pero al régimen siempre le gustó, desde el primer día, disfrazar la realidad y en esto los eufemismos ayudan. Asimismo han dicho que no hay presos políticos, a lo sumo solo políticos presos; presos, pues, por delitos comunes. Pero como esto es falso, siempre ocurre ese momento inesperado en que la trampa, la mentira sale a flote.
Al propio Diosdado Cabello, para muchos el verdadero hombre fuerte del régimen, un desliz le hizo reconocer que en este país sí hay presos políticos. En su programa “Con el mazo dando”, transmitido por VTV, advirtió: “Pasaron una lista de 140 presos políticos y piden que sean liberados ya…” Se refiere a la oposición y lo planteado en la Mesa de Diálogo. La cita textual la publica Efecto Cocuyo. Continúa: “Ellos (la oposición) quieren convertir el diálogo en Ley de Amnistía, un nuevo carmonazo, quieren que salgan nuevas elecciones. Por favor, no le pidan tanto al diálogo (…) Y les voy a decir algo: Leopoldo López seguirá preso por asesino”.
Habla como si fuese el juez. ¿Será que en efecto lo es? ¿O quizá el que le da las órdenes? La nota en el portal sigue con algo que llama la atención: “Además se solidarizó con el General Viloria, director de la cárcel de Ramo Verde, donde está recluido López, por los supuestos ataques recibidos por la esposa del preso político, Lilian Tintori.” Insólito, la esposa de un preso es la que agrede nada menos que a un general, que es director de la cárcel. La nota finaliza con esta frase de Cabello a Viloria: “Cuente conmigo en lo que necesite (…) Ellos (los opositores) no saben que él (Viloria) es un soldado de esta patria”. ¡Para lo que quedaron los soldados de esta patria!
Siguiendo con presos políticos, hay un caso realmente preocupante. El del diputado suplente a la Asamblea Nacional, militante de Voluntad Popular, Rosmit Mantilla, preso desde el 2014. Con él ocurre una circunstancia grave. Ayer, en rueda de prensa, sus abogados expusieron: “El pasado 31 de octubre solicitamos el traslado del defendido Rosmit Mantilla a un centro de atención médica privada a los fines de atender las molestias que padecía. Fue llevado al Urológico San Román donde los facultativos le diagnosticaron microlitiasi vesicular múltiple, cólico biliar a repetición y engrosamiento de pared gástrica, por lo cual era necesario que se le realizara una intervención quirúrgica. Pero el diputado Rosmit Mantilla fue sacado a la fuerza del centro de salud por funcionarios del Sebin, quienes hicieron caso omiso a la orden firmada por la juez Belén Brant y lo regresaron a los calabozos del Helicoide, aislado, y a la fecha sus abogados defensores no han podido verlo”. La señora madre de Rosmit Mantilla, dijo en el programa de radio, hablándole directamente al general González López, Director del Sebin: “No le pido por la libertad de mi hijo, le pido por la vida de mi hijo”.
¿Por qué este ensañamiento contra el diputado Rosmit Mantilla? ¿Por qué el General González López desconoce, desacata una orden judicial? ¿Es que acaso el general y el Sebin están por encima, al margen de la ley?
Pero no es solo el caso de Mantilla, recordemos que ha habido procedimientos del Sebin en los que este organismo ha actuado como si fuera, por ejemplo, la Fiscalía General de la Republica. ¿Por qué? ¿González López actúa por su propia cuenta? ¿Son sus decisiones o recibe órdenes directas? Y, si es así, ¿de quién? ¿Quizá Cabello, quien habla como si fuese juez? ¿O será el propio Nicolás Maduro?