En El Nacional, en primera página, una pequeña nota dice: “Milicias comunales profundizan militarización. El anuncio entorpece el diálogo. “La milicia es un ejército ficticio que forma parte de la destrucción de la Fuerza Militar establecida y la creación de estructuras como los comités de defensa de la revolución de Cuba.” La cita corresponde al sociólogo Eduardo Guzmán Pérez. Según expertos, el gobierno busca activar la noción de los ciudadanos como combatientes copiando una figura que existe en la isla caribeña.”
¿Milicias para qué? ¿Por qué tiene que militarizar el régimen a toda la población civil? Algo están sospechando. Según el titular de Vea: “Quien quiera pararse de la mesa de negociaciones quiere guerra” Eso lo dijo el Canciller Elías Jaua. La frase puede sonar a chantaje. La declaró en el programa de José Vicente Rangel, quien ayer, de paso, volvió con una de sus grandes fantasías: “Prevista para las próximas semanas una ofensiva terrorista. Rangel advirtió sobre una ofensiva terrorista que aplicarían durante las próximas semanas grupos mercenarios. Un plan que comprendería ataques a instalaciones de ministerios, supermercados y actos de terrorismo individual. Los planes conspirativos que ha denunciado el gobierno nacional y en especial el Ministro de Interior, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres son muchos más complicados y audaces de lo que se pensaba, lo que está previsto es una fuerte ofensiva terrorista en las próximas semanas que comprende ataques a instalaciones del gobierno. Rangel dijo: “Se tiene previsto que los operativos sean realizados por equipos de comandos especializados integrados por mercenarios, paramilitares y personal venezolano capacitado”
Hay que preguntarle a Rangel si esta esta denuncia viene documentada tan bien como la de los aviones esos de combate que estarían en la frontera Colombiana comprados por la oposición. Todo esto suena bufo. Si el Ministro Rodríguez Torres y el periodista Rangel tienen esas informaciones perfectamente claras, ¿por qué no proceden? ¡Curioso!
Todo esto en el marco del diálogo. Ayer se reúne la MUD con los cancilleres y presentan sus exigencias. “Necesitamos pruebas claras y concretas de que al régimen le interesa ir adelante”. La frase de Ramón Guillermo Aveledo es elocuente: “Una mesa de diálogo no es una peña donde se reúnen unos amigos a hablar sin consecuencias. Esto tiene que llevar y conducir a algo (…) La pelota está del lado del gobierno”.
¿Pero el gobierno en qué esta entrampado en este momento? Según el editorial de Tal Cual: El principal interesado debería ser el propio gobierno, dado que es un gobierno muy frágil en este momento según lo dicen todas las encuestas-y apunta con cierta ironía Fernando Rodríguez- con la notoria excepción de Hinterlaces. Ya habíamos leído el artículo de Jean Maninat (publicado en esta página), donde apunta que la comunidad internacional también está interesada en el diálogo porque Venezuela ha pasado a ser un vecino demasiado fastidioso, una suerte de gran incordio en la vecindad continental.
Ahora, ¿por qué no se avanza? Existe otra tesis: que el gobierno está demasiado presionado por sus problemas internos. Rafael Poleo, en el editorial de El Nuevo País, comenta la entrevista de Diosdado Cabello en Quinto Día el pasado viernes. Apunta Poleo: “El objetivo real de la entrevista es negar que exista un madurismo. Según él (Cabello), sólo hay chavismo, con la inducida versión de que él lo representa. El blanco de la entrevista es rojo, y se llama Nicolás.”
Quizá, en el fondo, son este tipo de discrepancias las que no permiten al gobierno dar pie con bola: quizá allí esté la raíz de los problemas. Y Maduro, por lo pronto, contra la pared.