En el habla popular hay una expresión frecuente: “pobre hombre”. Es importante que el calificativo vaya antes del sustantivo, porque si es al revés estaríamos hablando, entonces, no de un caso puntual, particular, sino que estaríamos hablando de la inmensa mayoría de los venezolanos: estaríamos hablando, sencillamente, del hombre pobre. Y todos los venezolanos, como bien sabemos, pues cada día que pasa somos todos más y más y más pobres. Basta reparar en los índices de inflación que, tardíamente, reveló el jueves pasado el Banco Central de Venezuela para constatarlo.
Pero hoy queremos hablar del otro, de ese caso singular, muy particular, que el habla popular refiere como “pobre hombre”. Pobre hombre no quiere decir que se trate de una persona venida a menos, sino de una persona que, por lo general, no logra controlar lo que ocurre a su alrededor. Cuando una persona es víctima de las circunstancias y las cosas le rebasan, cuando no logra controlar lo más elemental de la vida, pues se dice que es un pobre ser al que todo se lo lleva por delante.
El sábado pasado Últimas Noticias tituló en primera página: “Hay que cerrar el ciclo golpista”, la frase es del presidente Maduro. Dijo dijo que el 11 de abril no ha cesado. Estamos hablando, pues, del 11 de abril más largo de la historia, un 11 de abril que ya tiene más de una década encima. Sigo leyendo: “Advirtió el presidente que no acepta chantaje con el diálogo: vienen a buscar impunidad y si no se les da, dicen que irán a las calles, no vamos a pactar, quien se quiera parar que se vaya”. Eso a manera de resumen de una cadena la noche del viernes donde, en medio de gritos estentóreos, con una capacidad ilimitada de insultos se le daban dos patadas a la mesa, a la mesa del diálogo. Al día siguiente, Ramón Guillermo Aveledo respondió: “Si el presidente se quiere parar de la mesa pues que se pare, nosotros hicimos lo que hicimos, vinimos acá a dialogar. Y cuando usted va a dialogar es porque quiere ir más allá”. Maduro había dicho “el logro fue el diálogo”, pero diálogo de sordos no le interesa a nadie.
Y es entonces cuando uno se pregunta, ¿qué habrá ocurrido para que el Presidente Maduro, quien días antes había hablado de la paz económica, de abrir inclusive esas cajas secretas que son el Fondo Chino, el Fondo Mercosur, el Fonden, para de ahí sacar dólares para servir a toda la economía; qué le habrá pasado –insisto- para qué, luego de hablar de conciliación, de la noche a la mañana le de tamaña patada a la mesa? Pareciera que él, en efecto, no es el que controla los hechos. De repente uno siente que algunos ministros mandan mucho más que él y son mucho más autónomos que él, y, por lo tanto, son los que llevan todo el peso y la decisión final en todo lo que está ocurriendo. Muchas veces uno siente que el Presidente Maduro no habla por su propia convicción, sino llevado, jalado por las circunstancias. Es como la famosa hojita que va al vaivén de la corriente en el río y termina desbaratándose por esa fuerza.
Dicen que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. No voy a entrar en calificativos, califique usted a su real entender, amigo lector. Pero no deja de ser interesante que la señora Cilia Flores ayer haya tenido que salir en defensa de su marido. “La primera combatiente” -como la definen en el diario Vea- dice: “Maduro tiene capacidad, inteligencia y un proyecto de país”. Raro tener que ratificar lo que tendría que ser obvio. En la reseña en El Universal, afirma algo un poco más dramático: “Maduro pone todo su empeño” En otras palabras: ¡chico, si él está haciendo lo mejor que puede! Con lo cual uno podría preguntarse: ¿entonces no podemos aspirar a más? “Dejen trabajar a Nicolás Maduro -dijo la señora-. En la oposición hay algunos que están perdidos, no hay nada que hacer por ellos, tienen su convicción y sus sentimientos apátridas, pero en la oposición hay gente decente, gente sensata. Los primeros que se acercaron a la conferencia de paz nos atacaron y después se sumó la MUD, si hubiera menos sabotaje, imagínate, este país prospero.¨
¡Imagínate! Imagínate, por ejemplo, Cilia, ¿cómo sería Venezuela si Maduro no fuera el Presidente?
Pero volvamos a la insistencia fundamental de Maduro el viernes: “Hay que cerrar el ciclo golpista porque el ciclo sigue allí”. Y como el tema del golpe es el más recurrente para el régimen, ahora parece que el que le está complicando la vida al Presidente es José Vicente Rangel. El titular de hoy, en El Nuevo País: “El gobierno no controla las Fuerzas Armadas. Rangel advierte que la oposición tiene suficiente poder para fraguar un golpe de estado, recurso imposible sin la institución armada.”
¿Qué sería del gobierno si no tuviera ese fantasma del golpe de estado como excusa, prácticamente un día sí y el otro también?
Pobre hombre, quien sabe quien estará detrás de el… Lamentablemente detrás del presidente Maduro hay un grupo de personas que no saben que hacer con el pais por la ausencia de conocimientos para, pero si con el único interés de mantener el regimen en el poder cueste lo que cueste. Maduro carga consigo la amarga e infeliz condición de saber a conciencia en su fuero interno que no esta preparado en lo absoluto para el cargo que tiene, pero que tampoco puede decir nada de eso al respecto y no le queda otra que cargar con el peso, la culpa y las consecuencias del inevitable desastre que le espera, pues todos los jerarcas del gobierno saben que embriagados por el poder terminaran como terminaron Hitler, gadaffi, Noriega, Fujimory, Montesinos y otros cuantos mas que se embriagaron de poder y obtuvieron como ratón el propio infierno en vida.