El destacado analista Carlos Blanco publica en El Nacional el artículo “La oposición ni está unida ni tiene plan”. Allí analiza las diversas posturas que se dan dentro de la oposición, y formula un dilema: “…la pregunta no es por un plan de gobierno sino por un plan para ser gobierno. No se trata de lo que harás una vez que llegues a Miraflores, sino de qué es lo que hay que hacer para llegar a Miraflores y, sobre todo, sostenerte”.
Tiene razón Blanco, pero el dilema de cómo llegar a Miraflores y luego sostenerse no es poca cosa. La oposición ha tenido un recorrido por demás accidentando en ese tratar de llegar. Ha sido un camino encrespado con piedras de todo tipo, y, en más de una oportunidad, se ha tropezado con peñones repetidos. Ha tenido logros importantes, pero por razones de diverso tipo –difíciles de explicar y más aún de entender- ha sido extraordinariamente hábil en desbaratar o minimizar esos mismos logros. Un ejemplo cercano, harto elocuente, es la gran victoria electoral del 6 de diciembre de 2015, y la gran derrota política que le siguió en 2016 con la serie de fracasos que culminó en la clausura del referéndum revocatorio.
Pero, además del dilema anterior, la oposición enfrenta ahora otro más espinoso y coyuntural. El CNE les ha impuesto algo que los propios dirigentes de la MUD han definido como una trampa: la revalidación de los partidos políticos. Simón Calzadilla, del Movimiento Progresista de Venezuela, declara en El Nacional: “Antes el proceso para revalidar los partidos duraba un año, seis meses para consignar la data en el CNE y seis meses para los reparos. Ahora se redujo a un día, luego si te descuentan las firmas tienes que reparar. Lograrán la meta solo tres o cuatro partidos.”
Ante esto, los tres o cuatro partidos que logren llegar se comprometen, según anunció ayer la MUD, a cobijar o servir de paraguas para todos los demás candidatos de la unidad. “Cualquier partido opositor legalizado vale por la unidad. La organización política inscrita en la alianza que supere el proceso de renovación exigido por el Tribunal Supremo de Justicia y organizado por el Consejo Nacional Electoral se convierte en la tarjeta de la unidad y tiene la obligación de inscribir a los candidatos de la MUD”.
Esta información, a parte de El Nacional en Caracas, es noticia especialmente en los diarios del interior del país. En El Impulso, de Barquisimeto, declara Freddy Guevara, de Voluntad Popular: “El proceso de renovación de los partidos en nada impide que el CNE convoque las elecciones de gobernadores ni las de alcaldes”. Voluntad Popular en un principio se declaró en contra de aceptar el proceso de renovación, al igual que Vente Venezuela, pero a última hora han cambiado la estrategia y ahora se suman al resto de la MUD en la religitimación.
Pero la pregunta fundamental permanece: ¿Se realizan o no se realizan elecciones? ¿Se van a dar las regionales? ¿Cuándo, cómo? Con relación a estas últimas, tenemos lo ocurrido con Enzo Escarano. El ex Alcalde de San Diego anuncia su candidatura a la gobernación de Carabobo, y, repentinamente, aparece un decreto de la Contraloría donde se le inhabilita hasta por 15 años. De inmediato, Henrique Capriles declaró que el Tribunal Supremo de Justicia le está preparando una inhabilitación. Informa RunRunes: “El líder opositor expresó “encender las alarmas” luego del caso de Scarano quien fue inhabilitado políticamente por los próximos 15 años. “No podemos permitir al gobierno que elija a su oposición. No queremos caballos de Troya ni vendidos”, dijo el gobernador de Miranda.”
Si no hay elecciones -la salida democrática y constitucional-, ¿qué le queda al país? Y, sobre todo, ¿qué le queda a la oposición? ¿Lograrán fracturarla hasta tal punto que puedan colarse como propios los candidatos “caballos de Troya”? ¿Cómo evitar esa fractura mortal? Como plantea Blanco en su artículo, ¿está la oposición unida en su afán de llegar a Miraflores? ¿Y si lo está -¡ojalá!- cómo llega si le cierran todas las puertas? El modo determinará la permanencia. Todas las madrugadas se parecen, pero no es lo mismo una tanqueta en la Avenida Urdaneta que un conteo en Plaza Caracas.