Adriano González León hablaba de un País Portátil. José Ignacio Cabrujas hablaba de un campamento minero. Se tumbaba la carpa y ya, se trasladaba el país. Un país que sea portátil, un país que quepa debajo de una carpa como un circo, es un país que no es estable. Es un país provisional. Un país donde las cosas, por lo visto, no duran.
Hablando de lo provisional, en medio de todas estas noticias sobre la ausencia del Presidente – su estado de salud– hoy, el diario El Universal destaca en la primera página: “Provisionalidad se instala en los poderes públicos”. Una nota que firma Juan Francisco Alonso, subraya el hecho de que el señor Maduro es Canciller, pero a su vez es el Vicepresidente, y a su vez es el Presidente encargado.
Pero nos dice que hay otras instancias donde no tenemos nada en firme. Por ejemplo, nos recuerda que tenemos ya más de un año sin Contralor General de la República, una institución tan importante que está también en una condición de provisionalidad. Nos recuerda el caso de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, y nos apunta también la sustitución de algunos rectores del Consejo Nacional Electoral.
Pero esto de la provisionalidad ya se había establecido en el país desde el momento en que se concibió la revolución. Iván Rincón Urdaneta, en los tiempos en que era el Presidente del Tribunal Supremo de Justicia – a propósito de la revolución –, hablaba del largo proceso de transición que estábamos viviendo. Un proceso de transición es algo provisional, algo que no llega a ningún destino.
Lo grave es que este estado de provisionalidad se acentúa en la medida en que el Presidente no está, y en la medida en que se sospecha – a instancias de las propias palabras del Presidente – que puede no regresar. Eso fue lo que dejó muy claro el Presidente en su alocución del pasado sábado, 8 de diciembre, cuando dijo “ante la eventualidad de que yo no pueda tomar el poder, si convocan elecciones, elijan ustedes a Nicolás Maduro”.
En el mientras tanto queda una zona gris, una especie de gran nebulosa, donde no se toman decisiones. El Presidente no dio ninguna directriz firme sobre la situación política y económica del país. Eso hace que Maduro diga “la burguesía quiere dólares, pero le vamos a dar dolores”, fue la frase del Vicepresidente, Presidente encargado. No hay decisión sobre la economía. Por otra parte, tenemos la incertidumbre en instancias políticas. En fin…
¿Qué es lo que nos espera?
El Presidente insistió en la Unidad. “Unidad, unidad, unidad”. Unidad para los suyos. Hoy el diario Tal Cual tiene en la columna de Sebastián Boccanegra unas consideraciones sobre las discrepancias Maduro – Diosdado Cabello. Pero la unidad también es necesaria en la oposición. Hoy ya, en el Nuevo País, Poleo se adelanta, barre, deja de lado a Capriles ante un eventual candidato, y empieza a llamar para una elección, buscando, por supuesto, el nombre de Antonio Ledezma.
Lo que nos viene, por lo visto, va a ser difícil. Va a ser un tiempo de fractura, tiempo de pequeñeces. Se va a extender, lamentablemente, la provisionalidad, cosa que no le conviene a nadie en Venezuela.
Ya veremos… ¿Pasamos de ser una mera carpa a ser un país?
esto es correcto Venezuela un pais portatil