Hoy es el día. El día que tanto se ha esperado. El día que anunció la propia Tibisay Lucena: 26 de julio de 2016. Hoy pueden ocurrir muchas cosas. Desde que no ocurra nada -por ejemplo, que la señora Lucena vuelva a tener algún quebranto de salud y ni siquiera se aparezca por su oficina-, hasta que se anuncie algo tan grave y contraproducente como que no se logró el 1% de las firmas. Claro, hay que dejar abierta la puerta de la tercera posibilidad: sí se logró el 1% de las firmas y se activa el revocatorio para la fecha tal. Ese es el trío de posibilidades que empieza a orbitar entre las angustias y ansiedades de los venezolanos.
Panorama, en Maracaibo, lo dice hoy en su gran titular: “Los ojos del país miran al CNE. El Poder Electoral entra en las horas decisivas para el Referéndum Revocatorio”. Ya la señora Lucena dijo, con no poco cinismo en una declaración que solo puede verse como una provocación, que el CNE no puede ni adelantar ni retrasar el proceso revocatorio. Pero en la práctica sí lo ha retrasado y entorpecido sin pudor ni miramientos. Para Luis Emilio Rondón (padre), Secretario General de Un Nuevo Tiempo, “sí se activó el revocatorio y sí se marchará el miércoles al CNE. Que Tibisay Lucena diga que no se ha activado el revocatorio no es más que un juego de palabras que poco ayuda a aclarar el panorama político nacional”.
Luis Almagro, desde Washington, apelando al corazón chavista y a lo que podría ser la lógica política del chavismo: “El legado de Chávez merece que el presidente Maduro haga un revocatorio, se merece que se exponga al escrutinio de la gente”. Pero Maduro ya poco habla y si lo hace su palabra ya no goza de crédito. No es necesario ahondar en su ausencia en Maracaibo para conmemorar la Batalla Naval, en su lugar –ya lo comentamos ayer- habló, no como Ministro de la defensa sino como todopoderoso jefe de la nación, el Ministro General en Jefe Vladimir Padrino López. Y con relación al tema del revocatorio, quien habla es Jorge Rodríguez. En el gran titular de hoy en El Correo del Orinoco le citan: “El Psuv se moviliza en todo el país contra la violencia de la derecha. Todas las semanas se realizarán actividades para mantener movilizada a la militancia revolucionaria ante las convocatorias hechas por agentes opositores que pretenden calentar de nuevo las calles. El despliegue chavista es una vacuna contra el virus de la violencia.” Pero, más allá de este llamado, hay que detenerse en lo siguiente: “Reiteró Rodríguez que no habrá referéndum e informó que 8.600 denuncias reposan en distintos tribunales del país sobre fraude en la recolección de firmas, es un proceso fraudulento y ya eso es suficiente para que no se realice la consulta”.
Si la señora Lucena, desde que era subalterna de Rodríguez en el CNE, ha sido obsecuente y muy obediente con sus órdenes, uno ya puede sospechar qué va a decir hoy. Con lo cual regresamos al trío de posibilidades del comienzo. Lucena no habla o dice que no se logró el referéndum revocatorio; con eso la señora llama abiertamente a la violencia, que es lo que en realidad está haciendo Jorge Rodríguez. Acusa a la oposición de incitar a la violencia cuando el violento, en definitiva, es él. ¿Qué país, entonces, según la decisión de Lucena, puede surgir hoy? ¿Qué país nos puede amanecer mañana? Entramos en una incertidumbre muy peligrosa.
Como también en una incertidumbre muy peligrosa vive Nicolás Maduro. Porque no es casual que, después de su ausencia en Maracaibo, aparezca reclamando: “No existe tiempo para las dudas ni para recular, el proceso debe avanzar y resistir la guerra económica para seguirle dando vida al socialismo (…) No hay tiempo para el guabineo. Pido todo el apoyo de los revolucionarios, no es tiempo de traición ni de traidores, es tiempo de lealtad, de perseverancia y lucha”.
¿Maduro, quién lo está traicionando allá adentro? ¿Por qué usted está tan asustado? En definitiva, ¿quién tomará la última palabra? ¿Rodríguez o Padrino? ¿Acaso Lucena? ¿Alguno de los tres se ha tomado en serio lo que puede ocurrir en las próximas horas en el país?