Oda a la mediocridad

  Henry Ramos Allup se equivocó de plano. En una de las primeras sesiones de la Asamblea Nacional, cuando Diosdado Cabello todavía asistía al hemiciclo, Ramos le decretó, viéndolo a los ojos, que él, Cabello, era un muerto político. Pero se equivocó. Si alguien, por lo visto, está vivo y mandando es Diosdado Cabello. Recorre el país, se presenta ante multitudes del Psuv, grita en mitines y su palabra, como en la ranchera, es la ley. Se hace lo que dice y sus amenazas producen el efecto deseado. En el Zulia fue enfático contra cualquier intento de reprivatizar alguna empresa nacionalizada. Y Pérez Abad salió del gabinete. Ayer, en Valencia, insistió en el tema y pidió nada menos que revisar a los “escuálidos” dentro de la revolución.

  Leo en ElEstimulo.com: “Diosdado Cabello afirmó que la directiva del PSUV –es decir, él- ha revisado las nóminas de ministerios y organismos públicos y ha comprobado que existen varios de los llamados cargos de confianza en manos de opositores confesos. El diputado oficialista pidió a la militancia del partido de gobierno denunciar los casos de entes públicos que estén dirigidos por opositores al Ejecutivo de Nicolás Maduro. “No se puede hacer una revolución con escuálidos. Ayúdennos, camaradas, donde esté un escuálido dirigiendo un cargo denúncienlos (…) lo que tengamos que hacer para que los cargos de dirección estén a la orden de verdaderos revolucionarios (…) Ya basta de pensar que porque la persona es calificada porque es ingeniero y tiene cinco posgrados, una maestría y un doctorado pero es escuálido, (porque) si es escuálido usará esos estudios para fastidiarle la vida a nuestro pueblo”.

¿Qué hay detrás de esta frase? Eso es un aplauso, una oda a la mediocridad, a la adulancia, a ese espíritu rastrero que exige el que gobierna de manera despótica y autoritaria. Qué importa que una persona tenga posgrados, maestrías, doctorados, lo que quiere la revolución es que sea obediente y sumiso, que le obedezca al teniente y le baje la cabeza. El mensaje es claro: no estudie, hágase un obsecuente revolucionario y garantizará el puesto.

En esas condiciones, Eulogio del Pino, a quien por su proceder evidentemente le interesa más el puesto que su palabra, hizo una reculada impúdica. Leo en Analítica.com: “Este jueves el ministro de Petróleo, Eulogio Del Pino, se desdijo de lo declarado la semana pasada cuando había dicho que se había incurrido en “errores” al estatizar empresas situadas en el Lago de Maracaibo en 2009. Publicó en su cuenta en Twitter que “todo lo que hemos recuperado en Revolución está bajo el control del Pueblo. ¡No hay marcha atrás!”. Deseando, rezando quizá de manera desesperada, que Cabello le haya leído el tuit inmediatamente después de mandarlo.

En fin… Entre jalamecates, mediocres y mandones de la peor catadura el país se nos va por un desaguadero.

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