Según dicen todas las encuestas, los venezolanos quieren de manera abrumadora cambiar de gobierno. Más del 80% de los venezolanos quiere cambio. Hablamos del gobierno nacional, el que preside Nicolás Maduro. Pero en Venezuela hay otros gobiernos. En realidad hay muchos gobiernos que se cambian de otras maneras. El diario 2001 nos habla hoy de “un nuevo gobierno” que se impuso en la zona de El Valle, en Caracas. “Seis muertos por tiroteos en El Valle. Un nuevo gobierno de hampones de la zona ubicó y asesinó a otros presuntos delincuentes con la intención de “eliminar la competencia”. Vecinos aseguran que la balacera fue larga y tendida.”
En el portal Efecto Cocuyo: “La calle 10 de El Valle amaneció como el campo de batalla de una guerra épica. Seis cuerpos con heridas de bala, machetazos y uno con partes chamuscadas quedaron regados en un callejón.
“De acuerdo con testimonios de los vecinos, en la noche del 16 de agosto los delincuentes que habitan en las calles 16, 15 y 13 se unieron para buscar a sus pares de la calle 12. No querían hablar con ellos sino derrocarlos. Querían quedarse con el control de la venta de droga en esa zona.
“Los disparos y los gritos acompañaron el dormir de los vecinos hasta la madrugada. Indicaron que los perseguidos intentaron resguardarse en las viviendas ubicadas entre la calle 12 y 10. “Buscaban meterse a las casas, pero no podíamos abrirles porque después los otros malandros cobran venganza contra nuestras familias”, manifestó un residente.
“En shorts y camisetas, o solo con el short, las víctimas enfrentaron a sus rivales. Al final, perdieron la batalla.
“El Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) llegó al sitio con la luz del sol“.
La última frase es grave y reveladora.
Esta noticia también se lleva titular en La Voz, Guarenas. En este diario hablan de unos 200 delincuentes que salieron a caerse a plomo. ¿Usted se imagina lo que es vivir con una guerra allá afuera. Una guerra de la cual usted puede ser víctima en cualquier momento? Y ante eso las autoridades no aparecen. No apareció el Cicpc sino hasta “la luz del sol”, y tampoco apareció la Guardia Nacional Bolivariana, cuyos funcionarios deben estar muy agotados después de organizar infinitas colas en automercados y farmacias. Pero no aparecieron y tampoco apareció la policía.
No lo dicen los medios, pero Franklin Maldonado –nuestro operador en el programa de radio- quien es vecino en la zona, nos informa que se trata de gente muy joven, “puros muchachos”. El país esta a merced de estos delincuentes, de estos gatillos alegres juveniles que, además, como dice la nota de Efecto Cocuyo, andan con fusiles tipo AR15, granadas y todo tipo de armas de guerra que vaya usted a saber cómo llegaron a sus manos.
Si usted es vecino del Valle –como Franklin- y oye esa balacera allá afuera, seguro se sentirá como si estuviese en Siria. Pero no. Según Tareck Willian Saab en Siria la cosa es mucho peor. En Tal Cual, el Defensor del Pueblo niega que haya crisis humanitaria en Venezuela: “¡Por favor! No podemos igualar lo que está ocurriendo en Venezuela, por más excepcional que sea, con la muy triste y lamentable situación que ocurre en Siria, o lo que ocurrió en Colombia, donde sí declararon emergencia humanitaria”. Esto para criticar a Ban ki-moon y sus recientes declaraciones sobre la penuria crítica del país. Leyendo estas ocurrencias de Saab caigo en cuenta de que el argumento que manejan él, Bernardo Álvarez, Rafael Ramírez y todos aquellos que niegan la crisis humanitaria, es que no estamos todavía al nivel de crisis humanitaria. Como si en lugar de aquél popular pastor brasileño que en televisión decía “pare de sufrir”, la consigna a proclamar por el gobierno sería al revés: sufra más para que de verdad podamos estar en crisis humanitaria. ¡Ahora es que le falta por sufrir. No se queje!
Y cuando hablamos del sufrimiento, para que tenga usted una idea, hoy El Nacional informa: “En julio 22 protestas diarias por comida y derechos políticos. Crece el malestar ciudadano. 22 protestas al día.”
Cuando usted tiene semejante panorama, donde el país todo le reclama diariamente al gobierno nacional sin que éste ni siquiera se de por aludido, y ve que en esa misma cotidianidad hay otros gobiernos que se sustituyen a plomo limpio, usted entiende, entonces, que estamos en una circunstancia absurda, inadmisible, cruel y muy peligrosa. Porque estamos en un país de muchos gobiernos. Y cuando hay muchos gobiernos en realidad no hay ningún gobierno.