Militarizar es un verbo peligroso. Militarizar es un verbo que le quita espacios importantes a la noción de democracia. La democracia es fundamentalmente un asunto civil, es el gobierno de las mayorías y las mayorías siempre son civiles. Cuando se militariza una ciudad es porque de alguna manera la situación se le fue de las manos a alguien, básicamente al gobierno. En este caso al Gobierno Nacional, porque lo que detona la militarización de Ciudad Guayana tiene que ver con las Empresas Básicas, y estas las maneja directamente el Gobierno Nacional.
Desde hace semanas, meses -¿y por qué no decirlo?-, años, Guayana ha sido el centro de informaciones penosas, lamentables, negativas. Ese sueño de una Venezuela moderna que se tuvo en los años 60’, que la democracia construyó con las grandes Empresas de Guayana, con la fundación misma de la ciudad, esos sueños se han hecho añicos con el paso del tiempo y, especialmente, en estos últimos 15 años de Revolución Bolivariana. Una revolución que se inició con el cruento intento de golpe militar en el año 1992, y que jamás se ha quitado ese apellido, el apellido militar. Todo lo contrario, cada vez lo acentúa más. Pues bien, el Gobierno ha evidenciado su impericia, su ineficacia para manejar los asuntos de envergadura y sólo le ha quedado militarizar a Ciudad Guayana.
La pregunta fundamental es: ¿continuará adelante ese proceso de militarización? Porque ese verbo solo lo conjuga en primera persona el poder, el gobierno. Nosotros los civiles no tenemos cabida.
Ahora, militarizar también es poner en evidencia a un gobierno que se siente acorralado, que se siente frágil, débil. Hemos comentado en los últimos días la acusada paranoia que manifiesta ya públicamente el señor Nicolás Maduro.
Hoy, por ejemplo, El Correo del Orinoco cita a la Ministra de Comunicación, la señora Delcy Rodríguez, la polémica hermana del muy polémico Jorge Rodríguez. En el titular de marras dice: “Presidente Maduro presentó pruebas contundentes de conspiración de la funcionaria Kelly Keiderling”. ¿Cuáles son las pruebas? Según leo: Existen cables develados por WikLleaks –¡imagínese usted!- que demuestran la relación de la diplomática con el líder de la oposición venezolana, Henrique Capriles Radonski. Es decir, es un delito ser amigo de Henrique Capriles o tan si quiera tratarlo. Ella, la señora Keiderling -continua la Ministra Rodríguez-, es una persona que fue experta en captar personas intelectuales y artistas en Cuba para la CIA. Existen cables filtrados, develados por WikiLeaks, que demuestran la relación de Kelly Keiderling con Henrique Capriles. La CIA financia a Capriles y a todos los planes desestabilizadores que pueden ser causados en Venezuela y abiertamente el opositor los acepta sin ningún problema.
En El Universal, le citan: “Los diplomáticos –es decir los americanos– no se reunieron con factores políticos sino con factores desestabilizadores y de oposición que están inmersos e incursos en planes conspirativos contra sectores sensibles de la población, como la electricidad, la guerra económica”.
Esta cita ya delata a la Ministra Delcy. Evidencia su susto, su pavor. Es decir, todo aquello que sea opositor es enemigo, y, por lo tanto, hay que aplastarlo. Por ello se militariza Ciudad Guayana. Ojalá no sea la primera de una lista.
Mientras, señora Delcy, señor Maduro y demás miembros del Gobierno revolucionario, es bueno que anoten lo siguiente: según sus propias cifras, es decir, según las cifras del Banco Central de Venezuela, tal como lo reza el gran titular de El Nacional hoy en su primera página: “Un billete de 100 bolívares ya solo alcanza para un cartón de huevos”. Lo que podía comprar en el 2007 ahora cuesta 423 bolívares. Si pensamos en el bolívar viejo, estamos hablando de 100 mil bolívares.
¿Usted sabe lo que significa que tenga un billete de 100 bolívares en el bolsillo y eso no sirva para prácticamente nada? ¿Militarizarán también el billetico de 100?
Para alla vamos! Recuerdan cuando en el 2001 decíamos ” No vale no creo” y ya miren por donde vamos. ……