El país de la arbitrariedad. El de me da la gana. La esposa de un dirigente político lleva medicinas a un hospital, y como son medicinas que vienen desde la oposición deciden detener al médico que las recibió y quiso darlas a sus pacientes. El Sebín, sin orden de la Fiscalía, lleva adelante la operación auxiliado por colectivos armados, según testigos presenciales, que son los que esposan al médico y a un obrero. Cáritas obtiene medicinas que vienen desde Chile, y, después de meses de absurdo e inexplicable retraso en la aduana de La Guaira, se inventan un recurso burocrático cualquiera y las medicinas son robadas a Cáritas, como declaró el diputado José Manuel Olivares, para dárselas al Seguro Social. ¿Y todo esto por qué? Pues porque me da la gana. ¿A cuenta de qué hay que dar mayores explicaciones?
Omar Vizquel es el manager del equipo Vinotinto que va al Clásico Mundial de Béisbol. Pero aparece en la televisión en una festividad auspiciada por Empresas Polar que, como es de todos sabido, se ha convertido en el coco del régimen. Allí se abraza con Lorenzo Mendoza. Juego de las Estrellas, Juego de las Celebridades, todo es risas y alegría y, de repente, corre la noticia de que ya Vizquel no es el manager. ¿Por qué? No hay una respuesta clara, nadie explica nada. Pero la razón parece estar en que el gerente general del equipo, pública y notoriamente vinculado al chavismo, toma la decisión para congraciarse con sus pares y susperiores en el alto gobierno. ¿Por qué salió Vizquel? Pues porque me da la gana, sería la única respuesta posible. Porque este es el país de la arbitrariedad. Y así podemos elaborar una lista interminable de situaciones terribles, inexplicables, absurdas y caprichosas.
A todas estas el país va hacia el colapso, como lo declara Monseñor Diego Padrón citado hoy en El Nacional: “Vamos hacia el colapso y la paralización del país. El Ejecutivo debe responsabilizarse de los cambios radicales que se requieren”. Pero tal cosa es imposible porque tenemos un Ejecutivo cuya principal característica es la irresponsabilidad.
Leo en El Estímulo.com: “El alza del dólar paralelo obliga a empresas a adelantar el asueto navideño. Industriales y comerciantes están ante la coyuntura de vender a pérdida y no poder reponer inventarios, o cerrar sus puertas hasta que el mercado no oficial se estabilice y permita fijar los precios reales.” Se baja la santamaría y la realidad cancela la Navidad.
En este contexto aparece Nicolás Maduro invitando a los empresarios a una reunión. Y como después de la muerte de Fidel tiene el cursi subido, proclama: “Aquí están mis manos como siempre, y mi corazón y mi voluntad de hombre sincero de esta patria para trabajar, para trabajar con todos y todas para hacer avanzar la economía”. Pero difícilmente podrá avanzar la economía en las insinceras manos de quien la frenó hasta asfixiarla.
En este cuadro tormentoso y desalentador, además, se leen lamentables titulares de este tenor, El Informador, Barquisimeto: “Cambiaron a una niña por un kilo de plátanos. Con gritos y maltratos responden a los infantes que expresan hambre”.