La expresión “mala conducta” es vieja. Era frecuente en nuestra jerga coloquial generaciones atrás. Cuando uno se refería a alguien como un (o una) “mala conducta” podía tener varias lecturas. Por un lado una benévola: una persona pícara, alguien que no solía comportarse según ciertos cánones morales, pero nada de mayor gravedad. Y también tenía una lectura no tan benévola, oscura, pesada y reprochable. En este caso, un mala conducta refería a una persona que actuaba al margen de la ley, al margen de lo ética y moralmente establecido. La expresión ha caído en desuso, pero hoy es noticia porque la han utilizado los llamados chavistas críticos para referirse a las rectoras del Consejo Nacional Electoral.
Leo en la primera página de El Nacional: “Chavistas críticos exigen al CNE que el revocatorio se haga este año. Sectores disidentes del oficialismo consideran “una mala conducta” que el Poder Electoral obstaculice el ejercicio de un derecho constitucional. Niegan que estén alineados con la MUD.” Pero es exactamente lo que dice la MUD, de allí que los disidentes se vean obligados a marcar distancia. De hecho, insisten en que el revocatorio no es patrimonio de ningún movimiento político, es un derecho constitucional. “Sería una mala conducta que el Poder Electoral obstaculice el ejercicio del derecho de la sociedad a la evaluación o referéndum. Los derechos no se negocian se ejercen. El Estado debe garantizar el derecho constitucional de participar y protagonizar la acción confirmatoria o revocatoria del presidente. No será fácil, pero es impostergable para evitar graves desenlaces cuyos signos ya se advierten”. La cita es del documento que presentaron ayer, entre otros, ex ministros como Ana Elisa Osorio, Héctor Navarro, Gustavo Márquez; el general retirado Cliver Alcalá, Oly Villan Campos, el ex diputado del Psuv Juan García; Esteban Emilio Monsonyi, Edgardo Lander, Santiago Arconaday; dirigentes de Marea Socialista como Gonzalo Gómez y Nicmer Evans.
La señora Osorio insiste en lo que tanto se ha dicho desde la oposición: “El referéndum es una salida política a la crisis. Las trabas llevarían a salidas violentas, no deseadas. El revocatorio abre una válvula de escape”. Por otra parte, Héctor Navarro afirma: ““La tramposería no debe ser parte de la democracia (señora Lucena le han dicho tramposa). No debe despedirse a funcionarios porque firman un revocatorio, eso es un delito (les han dicho delincuentes, señores ministros). Así como es criticable que funcionarios del gobierno, o un vicepresidente de un partido, digan que no habrá revocatorio cuando corresponde decirlo al CNE. Eso es extremadamente grave”. Lo último dicho por Navarro fue con usted, Cabello, directamente con usted. Finalmente, Gustavo Márquez: “O el CNE responde a la paz o incita a la violencia”. Eso es, precisamente, lo que se está en juego.
Pero en el otro lado qué tenemos. El Clarín, en La Victoria: “Si hay fraude no hay revocatorio”. El vocero es Tareck El Aissami. “El gobernador de Aragua, tras una reunión política del Psuv, exhortó a los Poderes Públicos a pronunciarse respecto a las denuncias de un supuesto fraude de la oposición con la recolección de las firmas para el revocatorio. “Hay un fraude y hasta que no se conozca el fondo de este fraude no podemos nosotros permitir que se dé ningún proceso”.
¿A quién alude ese “nosotros”, El Aisami? ¿Quiénes son “ustedes” para permitir o no algo que está en la Constitución? ¿Acaso están por encima de ella? ¿Por qué usted, en particular, habla desde esa falsa altura? ¿Por qué cree usted que puede mirar al resto de los venezolanos así, por encima del hombro? ¿Quién le dio ese privilegio en un país constitucionalmente de iguales? Según lo que han dicho sus compañeros de ideología y de ruta -hasta ayer al menos-, usted, El Aisami, junto a tantos otros, es un mala conducta.