Hay rostros de angustia en la prensa. En El Nacional, una mujer que se cubre la cabeza con un gorro tejido, quizá para ocultar la calvicie que ha dejado algún tratamiento de quimioterapia, se lleva las manos al rostro como queriendo contener una exclamación de dolor. Quedan al descubierto sus ojos y reflejan una tristeza inmensa, una inmensa angustia. Ella está saliendo de un sitio que al fondo se ve a oscuras. En la entrada a este sitio hay una pancarta, escrita a mano dice: “Cerrado el Instituto de Oncología y Hematología. No hay las condiciones mínimas para la atención de pacientes, su seguridad y la del personal asistencial”. Y en rojo muy destacado: “No hay presupuesto”. Para eso quedó el rojo.
En el diario 2001: Una mujer nos mira a cámara, su gesto también es de angustia, pareciera que está entre barrotes, más no está en la cárcel, son las barras de la muleta con la que se ayuda a caminar. Más allá otros pacientes aguardan, el rostro cubierto también. El titular para ellos: “Sufren por partida doble. Un ranchito es de lujo frente al Instituto de Hematología y Oncología de la UCV, cuyos pacientes están en el aire por el cierre técnico del centro. El Ministerio de Salud rechaza medida y garantiza atención, pero las instalaciones lo que dan es pena.”
Lo que es muy difícil entender, es esa expresión: “No hay presupuesto”. ¿Cómo que no hay presupuesto, en un gobierno que a lo largo de 15 años ha recibido millones de millones de dólares? ¿Qué pasó con todo ese dinero? Pues no hay real, esa es la verdad. Y entonces ahora está el señor Maduro buscando aquí y allá. Está en la reunión de los Brics y, como dice hoy El Nuevo País: “El dilema está en depender del FMI, sino se consigue algo en la Cumbre Unasur-Brics. Como bien lo dijo acá en el programa la periodista Gloria Bastidas: “el dilema del gobierno no es decir si Maduro es pueblo, es terminar diciendo el FMI es pueblo.”
Pero vuelvo a la pregunta inicial: ¿Qué se hicieron esos millones de millones de dólares? ¿Cómo es que ahora no hay presupuesto para absolutamente nada? Destaca El Nacional: “Diciembre sin estrenos por escasez de divisas. A los fabricantes de calzados y textiles no les han liquidado los dólares destinados adquirir materia prima, con el fin de producir y surtir a los comerciantes para las fiestas de fin de año. Trabajan a menos del 50% de su capacidad”.
No hay ropa, no hay aviones. Como dice el titular hoy de Notitarde, en Valencia: “Lo que hay es desempleo. A punto de perder sus puestos 1500 trabajadores de las ensambladoras de vehículos. Cristian Pereira, Presidente de la Federación Unitaria de Trabajadores Automotrices y Auto Partistas, alertó que es inminente el despido de 1500 persona que laboran en las ensambladoras, cuyos casos están en la mesa de la inspectoría del trabajo. Lamento que el gobierno no entienda que el problema no se resolverá trayendo carros chinos.” En esas estamos.
Y, mientras, ¿en qué está la oposición? El feroz editorial de Tal Cual, bajo el titulo: “La periquera de la oposición”, firmado por Fernando Rodríguez, dice:
Pareciera que, paradójicamente, en el momento justo en que el gobierno de verdad temblequea la oposición se ha puesto histérica. Y cuando decimos tiembla es porque tiembla. La crisis económica, repetimos por enésima vez, es monstruosa. Palpablemente monstruosa (…) Y, es de no creerse, lo que empezamos a ver en el movimiento opositor es un pandemónium sin justificación y que tiene mucho de desvarío y de infantilismo.
¿No va siendo ya hora de crecer un poco y enfrentar la realidad?