Días atrás nos había llamado mucho la atención una frase de Eduardo Samán, que el diario El Universal destacó como la frase del día, bien en grande, en su primera página. Refiriéndose al atraco o atentado –atraco según la policía científica, atentado según Samán y sus colaboradores más cercanos-, el incidente que tuvo a la salida de su oficina allí en Los Caobos, en Caracas, él dijo: “Es muy extraño porque los ladrones no atacan a los chivos”. La frase resultó sumamente reveladora, y le dedicamos un editorial porque daba a entender que Samán se autodefinía como un “chivo”, y al ser un “chivo” del Gobierno pues tenía privilegios importantísimos. Pero esta revolución tiene personajes privilegiados de diverso tipo, no sólo los directamente enchufados en el Gobierno. Hay otros privilegiados, ciudadanos sin autoridad formal pero sí mucho poder real que actúan a sus anchas como, les viene en gana.
Tanto El Nacional como El Universal, curiosamente, reproducen hoy la misma fotografía. En El Nacional la identifican como de Juan Carlos Neira. Es una fotografía curiosa, es la sala de terapia Intensiva de un hospital. Un paciente está en una de las camas, en otra de las camillas una enfermera atiende a otro paciente. Y también le atiende, ¡qué detalle tan curioso!, un hombre embutido en un pasamontaña, con chaqueta militar negra. ¿Qué hace un encapuchado en una sala de terapia intensiva? Esto ocurrió en el Hospital Vargas, acá en Caracas. La leyenda que acompaña la foto en El Universal explica:
Durante el fin de semana los médicos del hospital Vargas tuvieron que padecer la presencia y amenazas de grupos armados, que con plena impunidad, irrumpieron para exigir atención para cuatro personas, asesinadas en Cotiza en dos hechos aislados. Un galeno fue apuntado en la cabeza por uno de los miembros de estos “colectivos” (como tales se identificaron) que contaron incluso con colaboración de efectivos de la Fuerza Armada que, en teoría, custodian el hospital. Ayer los médicos se apostaron a las afueras del centro de salud para rechazar trabajar en estas condiciones. El director de Seguridad del Ministerio de Salud les dijo que la vigilancia de la Milicia iba a ser reforzada. Los jóvenes fallecidos fueron baleados con ametralladoras cuando se encontraban tomando alcohol a las puertas de una tasca en Cotiza.
Fíjese usted, no sólo es completamente improcedente, injustificado, está prohibido, así que, ¿qué sentido tiene un encapuchado en una sala de terapia intensiva, que se asume es una sala limpia, aséptica? Este hombre encapuchado, asumimos, debe estar armado hasta los dientes. Ahora, él llega allí y de inmediato tiene la colaboración, según dice El Universal, de los efectivos de la Fuerza Armada. Se comportan como si fueran una y la misma cosa, quizás, porque son exactamente eso, una y la misma cosa. Es decir, sectores privilegiados del régimen en el poder.
La paradoja terrible está en lo que acota El Nacional: Son miembros del grupo Tupamaro. Amedrentaron a los médicos porque no había insumos para atender a los heridos que llevaron.
¡Pero es que ese es el drama señores Tupamaros! ¡Ustedes, que tienen esas relaciones tan privilegiadas con el régimen, díganselo: no hay insumos, no hay medicinas, no hay nada!
En la misma página de El Nacional, acompañando a la foto anterior, leo estos titulares: “En la web venden reactivos que escasean”, “No termina de llegar dotación ofrecen a los hospitales”, “Empeora la escasez de medicina en Margarita”, “Reciclan parafina para el diagnóstico de cáncer y se corre el riesgo de contaminación”. En El Universal: “Hospitales carecen de reactivos para pruebas básicas de hematología”.
Así, a las malas, ya nos vamos emparejando todos: los Tupamaros y sus compinches tampoco consiguen las medicinas que usted no encuentra.
Que barbaridad, mi pobre venezuela que han hecho contigo.
Exelente editorial y todos los robolucionarios son chivos lo malo es que los delincuentes son apoliticos. El hospital de maturin esta peor y la gobernadora incapaz de resolverle ese gran problema al pueblo pobre