El día de ayer fue largo, muy largo. Tanto que para muchos todavía no ha terminado. Lo peor es que el día de hoy puede ser, inclusive, más largo todavía. La situación se está agravando a pasos agigantados. No son sólo algunas zonas de Caracas las que arden, arden también las principales ciudades del país. Ante esta situación de violencia y de muertes -porque según la contabilidad de algunos diarios son ya seis las personas asesinadas por los disturbios-, la voz oficial es, por decir lo menos, incoherente.
En Últimas Noticias leo estas declaraciones insólitas del Canciller Elías Jaua: “Nadie está preso por sus opiniones políticas o por manifestarse en contra del Gobierno. Eso dijo el canciller durante una reunión con los embajadores de la CELAC ayer en la Casa Amarilla”.
¿Con qué cara lo mirarán los embajadores de la CELAC que viven en el país? ¿Por qué está preso Leopoldo López? ¿Por qué están presos tantos estudiantes que han salido a manifestar en estos días? Pero no sólo eso, ¿por qué murió la joven Génesis Carmona, allá en Valencia? Ella salió a manifestar y fue víctima de eso que el Gobernador Ameliach llamó “el contraataque fulminante”. Leo hoy que el señor Ameliach acusa de esta muerte a “la derecha”.
Pero dónde más preocupa la incoherencia del discurso oficial es en la boca del propio Presidente de la República. El pasado sábado, recordarán ustedes, en el mitin en la avenida Bolívar, había sido enfático en contra de los llamados “colectivos”. Aunque no los mencionó directamente, hizo saber que en el chavismo no estaban armados y que el que pretendiera hacer la revolución con armas estaba fuera del chavismo, en un intento de desmarcarse de estos colectivos de una manera drástica, contundente. Recordemos que las diferencias internas, puertas adentro del chavismo, son muy graves, fuertes y Maduro ha dado voces constantes para poner a raya a unos y a otros. Se siente acosado por los más radicales y eso lo obliga a él mismo a radicalizar su discurso. Y así como el sábado se desmarca de los violentos, ayer da un giro de ciento ochenta grados y protesta la “demonización” de los llamados colectivos.
¿Cómo puede alguien cambiar de parecer de una manera tan radical en cuestión de días? Ayer prácticamente le dio luz verde a estos colectivos para que salieran a hacer sus desmanes. La población civil está ahora acosada por todas partes, no sólo por los grupos violentos, sino también por la Guardia Nacional.
Han silenciado a los canales de televisión, son pocas las voces que pueden hablar con alguna libertad por los medios, pero se le ha pasado por alto al Gobierno que en tiempos de redes sociales es mucho lo que puede hacer el ciudadano. Resulta que a los periodistas profesionales les terminan quitando sus medios para trabajar, pero ahora todos los venezolanos,en rigor, pueden ser reporteros, pueden ser periodistas y de hecho lo están siendo.
Todos somos periodistas, por ello usted se asoma a las redes sociales y puede tener testimonios escalofriantes, donde, por ejemplo, vemos cómo funcionarios armados persiguen a un joven y le disparan, más los gritos de estupor, las exclamaciones de horror al comprobar que el muchacho que corría ha caído muerto sobre la acera.
Son testimonios terribles, señores del Gobierno, que se están viendo ya en todo el mundo, más allá de lo que le pueda decir el Canciller a unos embajadores aquí en Caracas.
Uno desearía coherencia, uno desearía sindéresis. ¿Cómo es posible que ayer, en medio de todo esto, un enardecido Nicolás Maduro se sale de sus cacillas para atacar al poeta Leonardo Padrón? ¿Tanto miedo le tiene a las palabras?
Esta situación no se entiende, realmente no se entiende, y, como venezolano, uno se preocupa; como padre uno se preocupa. ¿Qué va a pasar?
cambió, seguramente, porque alguien poderoso había dado órdenes precisas a los colectivos
Excelente es para publicarlo masivamente