“El pueblo está indignado y yo también”, eso lo dijo ayer Nicolás Maduro y lo cita hoy en su primera página el diario valenciano Notitarde. Pero uno se pregunta: ¿la indignación de Maduro y la del pueblo son equiparables, son la misma? Me sospecho que no. El señor Maduro está indignado porque hay un grupo de venezolanos que no le obedecen: los buhoneros, por ejemplo. Pero más que un grupo de venezolanos que no le obedecen, las que no le obedecen al Presidente son las leyes frias, duras e inflexibles de la economía.
Titula hoy Últimas Noticias: “Aprietan cerco a especulación y contrabando. El presidente anunció medidas de acción inmediata. Aplicarán sanciones más severas a los traficantes de mercancía (y nótese que el substantivo utilizado es “traficante”, porque –dijeron- son como narcotraficantes). Habrá marcaje de precios. Prohibida la venta de alimentos en la economía informal.” Esos buhoneros malucos, pues, no podrán seguir vendiendo ni medicinas ni comida.
Y en medio de todo esto, la fuga de bienes hacia Colombia.
Ayer el presidente soltó con una curiosa idea. El Universal lo destaca en su primera página: “El gobierno creará sistema para venta legal de productos a Colombia”. No se trata de exportar formalmente. No. Se trata, en apariencia, de vender allá, poner como una especie de sucursal, un tarantín en Cúcuta, digamos. El argumento de Maduro es sencillo, elemental: si tanto les gustan nuestros productos se los vendemos. Y remató afirmando que podíamos recibir pesos colombianos, dólares y hasta bolívares, por supuesto.
Pero en lo precario y elemental de la idea, se le pasa por alto lo fundamental. Como bien lo afirmara el economista Asdrúbal Oliveros: “Mientras algo en este lado de la frontera valga 1 y al otro lado 100, será imposible combatir el contrabando”.
En su peculiar cadena de ayer, Maduro también anunció –y es hoy el gran titular de Vea-: “Plan Navidades Felices inicia este 1 de noviembre” ¿Y cómo inicia ese Plan Navidades Felices? Este se inicia imponiendo el llamado “precio justo máximo” de venta a todos los productos.
Hoy estamos a 24, es decir, restan apenas siete días, una escasa semana para que se vaya el mes y usted le establezca un precio de venta máximo a todos los productos que se van a vender en el mercado, no importa el rubro, tampoco las características.
Hacer una afirmación como esta no es serio. Acusar que “el pueblo está indignado y yo también”, tampoco es serio porque son indignaciones completamente distintas, y le aseguro, Presidente, que la del pueblo es infinitamente mayor que la suya porque, además, es con usted.