En el año 1992, cuando se trato de romper el hilo constitucional en una asonada golpista que dejó su saldo importante en muertes y en perturbación en la vida pública nacional, el principal argumento de los alzados, encabezados en ese momento por el Teniente Coronel de Paracaidistas Hugo Chávez, era denunciar, combatir y frenar la inmensa corrupción, decían los golpistas, que imperaba en el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Lo que ocurrió del año 1992 al presente es historia ya conocida. El detalle está en que luego de 15 años del régimen impuesto por los golpistas de aquel momento, la corrupción no sólo no fue radicada del país sino que ha crecido de manera espantosa. Tenemos como caso emblemático el asunto Cadivi, denunciado por Jorge Giordani, figura fundamental del régimen en materia económica; por la señora Edmée Betancourt, quien lo denuncia estando al frente del Banco Central de Venezuela. Hablan de un robo de 20 mil millones de dólares a través de Cadivi. Y los especialistas que se han tomado la molestia de sacar las cuentas nos dicen que en realidad la cifra es bastante superior.
Avanzan los días, las semanas, los meses, la situación se le complica ahora al heredero de Chávez, Nicolás Maduro, y la Fiscalía por fin parece reaccionar y decide que va a publicar las listas. Sin embargo, cuando las publican, aquí surge un problema particular.
El editorial de Tal Cual de hoy, firmado por Fernando Rodríguez bajo el titulo “Devuélvanme mi queso”, dice en un párrafo: (…) Algo ha tenido que moverse la Fiscalía que se ha hecho la loca durante estos largos años sobre pillerías que se hacían en sus narices. Por fin han empezado a salir un par de listas de algunas empresas de maletín, y nos disponíamos a saludarlo. Pero resulta, según El Nacional del sábado, que de ese año 12 famoso sólo se han cuestionado $26.000.000, una ñinguita del botín denunciado por Giordani y Betancourt y unos $400.000.000 en toda la historia de la orgía cambiaria, desde sus inicios al presente. Chinitos, chinitos de Recadi (…)
Un ñinguita porque 26 millones de dólares son nada prácticamente –aunque se trata de una cantidad espeluznante- ante 20 mil millones de dólares que, como lo definiera en una oportunidad el doctor Linares Benso, es el robo más grande en la historia de la humanidad. Cuando el control de cambio en el gobierno de Luisinchi este se agenciaba a través de Recadi, y a la hora de combatir, de tratar de frenar la corrupción que genera todo control de cambio, se metió preso a un ciudadano de ascendencia china. Quedó entonces para la mofa, para el sarcasmo político, el hecho de que, a la hora de pagar el plato roto, se acudiera como chivo expiatorio a un “chinito de Recadi”. No sé si será porque en estos tiempos los que mandan en el país son los chinos, pero no creo que ahora vayan a poner preso a ningún ciudadano de ese origen. Pero algo parecido empieza a ocurrir.
El Nacional publicó a comienzos de este mes un documento extraordinario en su suplemento Siete Días, donde nos hablaba del caso Venenceres y Cadivi: “La promoción militar de los dólares Cadivi”, donde los periodistas de investigación del diario establecían relaciones interesantísimas entre Barroso, Osorio y otros militares que crearon compañías de última hora, todos formando parte de la misma promoción militar. Según la investigación periodística allí se movieron importantes cantidades de dinero. Se mencionan dos empresas, Alimentos Venenceres y Fármacos Venenceres, que recibieron más de 23 millones y medio de dólares de Cadivi en el año 2012. Este pasado domingo, la abogada de estas empresas, Mari Herrera, respondió a El Nacional. Pero lo que es lapidaria es la respuesta que le da El Nacional al documento de la doctora Herrera.
De esto, por ejemplo, nada todavía en las investigaciones de la Fiscalía.
Y ya que no va a haber chinitos de Recadi en esta oportunidad, ¿qué nacionalidad tendrán ahora los chivos expiatorios de Cadivi?
El otro dia en el supermercado, al llegar a la caja nos decian un solo paquete de detergente por persona, pero cuando vimos a la cola de la caja al lado, vimos dos personas de origen asiatico cargando un carrito full de pañales y detergentes, la escasez y las restricciones son solo para los nacionales y connacionales, o para los pendejos como diria Uslar Pietri