“Loco como una cabra”

 En un primer momento pensé que se trataba de algo forjado. Pasa cada cosa en las redes que uno tiene que moverse con cuidado. De inmediato empecé a buscar aquí y allá, verificando. Sí, en efecto es la página de la OEA, me dijeron. ¿Pero es de verdad un texto escrito por Luis Almagro?, insistí. Y, aunque costaba creerlo, sí, el señor Almagro había dejado de lado todo protocolo, toda diplomacia en su lenguaje para enfrentar, ya de manera dura y sin ambages, a Nicolás Maduro.

  La carta de inmediato se volvió viral. La noticia rápidamente le dio la vuelta al mundo. En la carta lo tutea, le agrede e insulta, o, para decirlo coloquialmente en criollo, hasta con el tobo humilla al presidente.

  Entre las frases destacadas:

 “No soy agente de la CIA. Y tu mentira, aunque repetida mil veces, nunca será verdad. De todas formas conviene aclararlo, aunque esto sea denegar el absurdo. Mi conciencia está limpia, Presidente, y mi conducta mucho más.

 “Debes devolverle a la Asamblea Nacional su legítimo poder, porque el mismo emana del pueblo, debes devolver al pueblo la decisión sobre su futuro”. Y entra en un terreno escabroso: “Nunca podrás devolver la vida a los niños muertos en los hospitales por no tener medicinas, nunca podrás desanudar de tu pueblo tanto sufrimiento, tanta intimidación, tanta miseria, tanto desasosiego y angustia.

“Que nadie cometa el desatino de dar un golpe de Estado en tu contra, pero que tú tampoco lo des. Es tu deber. Tú tienes un imperativo de decencia pública de hacer el referéndum revocatorio en este 2016, porque cuando la política esta polarizada la decisión debe volver al pueblo, eso es lo que tu Constitución dice. Negar la consulta al pueblo, negarle la posibilidad de decidir, te transforma en un dictadorzuelo más, como los tantos que ha tenido el continente”.

  No se ahorró argumentos ni calificativos. Le responsabilizó por los niños muertos en los hospitales, por el país muerto de hambre y le dijo traidor, falso y dictadorzuelo. De inmediato Nicolás Maduro respondió con insultos los insultos: “Basura”, le espetó. Y, casi en tono de chisme, dejó colar esta frase: “Yo conozco tu secreto”. ¿Qué secreto podrá ser?, no lo dijo. Pero sí dijo que le había advertido a Pepe Mujica que era un error proponer a Almagro para la Secretaría General de La OEA porque era una ficha de la CIA. “Yo se lo dije a Mujica, la CIA logró una jugada maestra”.

  Poco después, desde Montevideo, entra en escena el propio José Mujica. Se le ve con su boina negra, rodeado de micrófonos y periodistas, y uno se lo imagina recién bajado del Volkswagen. Y, con la desfachatez que le caracteriza, suelta: “No, falso, Maduro a mí no me dijo nada, y si me lo hubiera dicho yo no tengo porque hacer lo que me dice Maduro”. Pero fue mucho más allá: “Almagro no es de la CIA, Almagro es un abogado, es esclavo del derecho. Yo discrepo con Almagro de algunas cosas pero también discrepo con Maduro. Y le tengo un gran respeto a Maduro pero eso no quita que le diga que está loco, loco como una cabra (…) En Venezuela están todos locos, se dicen de todo y así no van arreglar nada. Están bien pasados de rosca todos (…) El problema no es Almagro, el problema es Venezuela. Deben tratar de arreglar su crisis económica de alguna manera, ya que no se puede vivir a los porrazos.”

  De manera tal que Maduro no solo recibe los insultos y los duros ataques de Almagro, sino que, para remate, Mujica lo termina de desautorizar al decirle mentiroso y señalarlo como un enloquecido.

  Independientemente del estado en que se encuentre Maduro, ayer mandó a reprimir fuertemente las manifestaciones en todo el país. Manifestaciones que no fueron a mayores y que tampoco lucían de tanta envergadura o gravedad. Pero en este momento Maduro es un hombre asustado y quizá por eso reacciona con tanta ferocidad. Al final soltó esta perla:

  “Hay un tercer nivel que se llama Estado de Conmoción Interna, que es un recurso que tengo como Jefe de Estado si en Venezuela se desataran hechos golpistas violentos. Y no lo dudaré para decretarlo si fuera necesario para combatir por la paz y la seguridad del país”.

  Estado de conmoción es lo que le falta decretar a Nicolás Maduro. Ya lo asomó, ¿por qué dudarlo?

  ¿Tendrá razón Mujica?

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