Para hacer un balance de la histórica jornada de ayer, deberíamos partir de cuáles eran las expectativas de los diversos sectores para el final del día. En el caso de la minoría gobernante, por ejemplo, lo ideal era que la violencia se hubiese desatado desde muy temprano. Esa violencia que tanto denunciaron desde Nicolás Maduro hasta Diosdado Cabello, pasando por Aristóbulo Istúriz y demás prominentes dirigentes del régimen. Esa violencia tempranera les hubiese permitido, entre tantas locuras, suprimirle la inmunidad parlamentaria a todos los diputados de la oposición. Lo cual hubiese supuesto, de hecho, el cierre de la Asamblea Nacional. Una medida tan drástica como esa les hubiese permitido, además, profundizar el Estado de Excepción; quizá hubiésemos terminado anoche con un toque de queda y la militarización total del país. Esto les permitiría eliminar por completo la posibilidad del referéndum revocatorio y el país entraría, definitivamente, en un estado de caos marcado por la violencia y la represión de la oposición. Así, por fin en largos meses, Nicolás Maduro podría dormir como el niño que pregonó alguna vez.
Pero eso no ocurrió.
La oposición, el país democrático, la Venezuela democrática salió a la calle desde muy temprano, superando todas las barreras, todos los obstáculos que impuso de manera arbitraria y abusiva el régimen. La ciudad de Caracas se desparramó en multitudes. Venían gentes inclusive del Municipio Libertador, tal y como lo leímos en la reseña de Efecto Cocuyo. De manera que las calles literalmente se desbordaron. Se desbordó la Libertador, se desbordó la Miranda, se desbordó la Río de Janeiro. Y se desbordaron en una festividad cívica sumamente emocionante y contagiosa. Era la fiesta del porvenir. Los que estaban allí lucían eufóricos porque habían recuperado la ciudadanía ante un régimen torpe y absurdo. Por ello, cuando hoy la prensa oficialista -estilo Ultimas Noticias y el Correo del Orinoco– habla de la “victoria de la paz” como una victoria del régimen, hay que denunciar que esto es falso, que es una mentira nauseabunda. Ellos deseaban, claramente, que se hubiese impuesto lo otro. Lo que Maduro llama el odio, el golpismo.
Tan es mentira que los discursos penosísimos que se oyeron en esa tarima de la Avenida Bolívar, dan cuenta de un régimen que está en los estertores. Desde el discurso lastimero de Rangel, advirtiendo que solo había 30 mil personas en la marcha opositora (lo cual es bueno que lo siga repitiendo para quede en evidencia su incapacidad para atinar con la realidad del país), hasta Maduro enloquecido ante la figura de Ramos Allup, como bien reseñan en Konzapata.com. Tanta es la pérdida de cordura que hasta le mentó la madre al Presidente de la Asamblea Nacional con todas sus letras y sus eñes. Creo que es el primer Presidente de la República que pierde tan ostensiblemente los cabales. El primero que se disminuye y rebaja a insultar así a un opositor en un acto público. Vaya merito el del señor Maduro.
Por otra parte, ya que hablamos del acto de ayer, solo hay que ver las fotografías de estos dos diarios oficialistas -Ultimas Noticias y el Correo del Orinoco- para percatarnos de cómo el photoshop fue aplicado en grande. Con este instrumento se llenan espacios que evidentemente estuvieron vacíos. Bastaba acercarse a las inmediaciones de la Bolívar para notarlo. Además de esos autobuses que hasta en tres filas parquearon en las cercanías. Porque esos autobuses sí pudieron pasar sin ningún inconveniente.
Cuando digo que el gobierno es mendaz, lo afirmo no solo por lo que se gritó en esa tarima, sino por lo que se dijo después que es mucho más grave. Nicolás Maduro, según publica Analitica.com, se reunió con lo que aquí definen como el Alto Mando Político Revolucionario Bolivariano, en Miraflores, para evaluar, la “exitosa” movilización oficialista en la Avenida Bolívar. ¿Y qué se reveló en esta reunión? Dijo Maduro: “En la zona norte de Caracas hallaron un campamento de paramilitares a 500 metros del Palacio de Miraflores, y también han sido capturados “importantes dirigentes de la derecha golpista con explosivos”. No ahondemos en detalles, pero con toda la paranoia que exhibe el régimen, en un estado absolutamente militarizado, que a escasísimos 500 metros del palacio de gobierno aparezca un campamento de paramilitares es como el colmo de la ineficiencia y la piratería. Señor presidente, le sugiero que despida desde ya a todos los generales que lo rodean porque ninguno sirve para absolutamente nada. Usted está en alto riesgo con esos militares a su alrededor.
Al finalizar la jornada surgieron unas cuantas escaramuzas. Fui testigo de la emoción que se vivió en la mañana en la Francisco de Miranda, en las inmediaciones de Plaza Altamira. Era una fiesta cívica extraordinaria. Y pude pasar al final de la tarde por la misma plaza justo cuando una treintena de facinerosos intentaban montar guarimbas y alborotar el ambiente. Pudo llegar la fuerza pública, curiosamente la misma policía de Miranda, no la Guardia Nacional, y bastó la lluvia para que toda la vehemencia y rabia de estos supuestos manifestantes opositores se dispersará por completo. ¿Quiénes son? ¿Quiénes eran? No lo sé. Pero por lo que pude ver no eran los mismos que estuvieron en la mañana. ¿Infiltrados acaso? Quien quita. ¿Personas que se sintieron defraudadas por el final de la jornada organizada por la MUD? También, quizá. En todo caso, bastaba leer la rabia de algunos en el twitter, que como estaban allí en el teclado y no fueron a la marcha no pudieron contagiarse de la belleza y la emoción y el maravilloso espíritu de civismo que reinó en la calle. A lo mejor están muy lejos del país para poder haber venido y uno los entiende perfectamente y se conduele de tan injusta y lamentable circunstancia.
Es bueno tomar en cuenta todos estos elementos a la hora de hacer el balance de la jornada de ayer. Jornada importantísima, sin duda el punto de inflexión que hacía falta. Fue un triunfo extraordinario de la Venezuela democrática. Hugo Chávez era muy hábil para convertir derrotas en victorias. Y gracias a esa habilidad le arrebató no pocos triunfos a la oposición. No deje usted que le arrebaten la hermosísima victoria que tuvo ayer la Venezuela democrática.