La verdad pura, cruda y dura

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  La revista más influyente del mundo, la revista británica The Economist, en su más reciente edición nos trae un trabajo bajo el título: “Henrique and Hugoliath” y dicen ya en el título, “aún si gana Hugo Chávez, su aura ya se ha perdido”.

  Describen lo que ha sido esta campaña electoral. El abuso del Presidente manejando el dinero del Estado, los recursos del Estado, dinero, vehículos, edificaciones –no está en el artículo de The Economist, pero vimos que hasta los aviones del ejército, los Hércules, los usaron para llevar a simpatizantes al acto de hoy en Maturín-, comentan que ha utilizado todos estos recursos para la campaña electoral. Las misiones sociales las ha presentado como si fueran “his own personal gift”: un regalo muy personal, prácticamente una dádiva que da Hugo Chávez; además de haber amenazado a los trabajadores del Estado, que el voto no es secreto, de manera tal que si no votas por mí lo voy a saber y te voy a botar del trabajo.

  Sin embargo,  dice The Econosmist, a pesar de todos estos abusos, Goliat está amenazado. ¿Por qué está amenazado? Porque tiene frente a él a un candidato que ha desnudado los huecos básicos del régimen. El régimen es corrupto y es incompetente y sus ataques al sector privado han hecho que el país sea cada día más dependiente de la empresa petrolera, PDVSA, que se ha convertido, prácticamente, en una agencia de empleos. La infraestructura venezolana es decadente, se viene abajo y Venezuela está arrasada por los índices de criminalidad más altos de la América Latina.

  Por todas estas razones y por la campaña que ha llevado adelante Capriles, una campaña llamando a la concordia, a la unión de los venezolanos, el señor Capriles merece ganar y puede ganar. Aunque la mayoría de las agencias dan un porcentaje a favor del presidente de 5 a 10 puntos, todavía son muchos los votantes que están indecisos, los llamados “Ni-Ni” o “No responde”. Aunque la campaña electoral no ha sido justa, el sistema electoral sí parece estar a prueba de trampas, es decir, el sistema electoral de votación, el de las máquinas, es confiable.

  Viene aquí lo más importante: Si el señor Capriles gana, dependerá de las Fuerzas Armadas y del resto de la América Latina asegurar que ese resultado sea respetado.

 Si el Presidente gana, de ninguna manera ganaría por esas mayorías abrumadoras del pasado como las del 2006. Su estado de salud todavía es un misterio, y lo cierto es que, gane o pierda, el autócrata más polémico del continente ya ha disminuido plenamente su figura.

 Hablan de un Chávez, de un Goliat ya en su ocaso, con riesgos claros de perder. Es el análisis de la prestigiosa revista británica The Economist.

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