Ramos Allup despacha rápido el asunto. Dice que la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia es inválida, que no existe porque tenían que firmarla al menos cuatro magistrados y solo la firmaron tres. E insiste en que continuarán investigando y que, además, van a apelar a todos los medios constitucionales para la salida de Maduro. Éste, por su parte, dice que de ahí no lo saca nadie; frase que, evidentemente, solo dice una persona que se siente amenazada.
Mientras continua ese toma y dame entre el Legislativo, el Ejecutivo y su brazo fundamental, el Tribunal Supremo de Justicia, hay un país que está haciendo aguas. Un país en severas dificultades. Por ejemplo, y me limito algunos titulares de primera página de El Nacional: “Se acaba la malta y la cerveza. Parada la producción de avena, compotas y salsa de tomate”. “Confirmada en Monagas caso de Microcefalia. Murió bebé de paciente con Zika”. Insistiendo en el tema de la salud: “Tomaría un mes traer las medicinas de alto costo”. Se aumenta el pasaje urbano, aquí lo definen como: “Otro duro mordisco al salario”. Además, en tiempos de escasez de agua y apagones, dice: “Caracas rumbo a la oscurana. Red subterránea de electricidad colapsa por falta de mantenimiento. Las repetidas explosiones de tanquillas que dejan sin luz amplias zonas se deben a que Corpoelec carece de recursos para pagar a la contratista que se encarga de cuidar la operatividad de las líneas.” Mientras, el general ministro bucea en las oscuras aguas del Guri.
Estas de hoy son en realidad noticias de todos los días. Noticias que conocemos y que lamentablemente esperamos. Noticias que, en rigor, no lo son porque no representan ninguna novedad, porque son el pan nuestro de cada día.
Por ello la verdadera noticia del día viene hoy desde el exterior, desde Sao Paulo, Brasil: “La Policía Federal brasileña allanó hoy el domicilio particular del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, la casa de uno de sus hijos y otras residencias cuya propiedad se atribuye a la familia, según informaron fuentes oficiales. La operación se enmarca en las investigaciones de corrupción en la estatal Petrobras y fue ordenada por el juez federal Sergio Moro, que está a cargo de las averiguaciones sobre una red que se apropió ilegalmente de unos 2.000 millones de dólares de las arcas de la petrolera”.
Esto está ocurriendo en un país donde todavía está mandando el Partido de los Trabajadores, donde todavía es presidente la señora Dilma Rousseff. Lula Da Silva, quien fuera presidente, el hombre todopoderoso en Brasil, ya está empezando a sentir los rigores de una investigación por corrupción.
Esto evidencia que, a la larga, nadie queda impune. A la larga, todos terminan pagando. Como decía el viejo refrán: “No hay nada oculto entre cielo y tierra”. Que la señal quede clara para ciertos personajes muy terrenales, con uniforme o no, que hoy se sienten impunes y libres de toda sospecha: en cualquier momento pueden terminar rodeados, como ahora lo está Lula Da Silva.
P.S.: Este comentario lo hicimos cerca de las 8am. Una hora más tarde, las agencias noticiosas dispararon el nuevo giro: “Lula detenido”. Un periodista en Brasil nos precisó que, en realidad, había sido llevado a declarar “de manera coercitiva”, según instrucciones del juez, en el aeropuerto alterno de Sao Paulo. Al momento de redactar esta nota -10am-, no hay novedades. Pero ya sabemos, más allá de la delicadeza del lenguaje, lo que significa llevar a declarar “de manera coercitiva” a un expresidente.
En este país nuestro, donde la corrupción y la impunidad campean a sus anchas, esta noticia no puede dejar de leerse con ojos venezolanos.