En la semana hemos hecho algún comentario sobre la incompetencia del tren ejecutivo para llevar adelante las riendas del país. Evidencias de esa incompetencia abundan. Por ejemplo, ante la crisis terrible con el pan –solo tenemos pan hasta finales del mes y recién escuchamos la noticia de un nuevo molino que se para-, ¿cuál es la solución que nos ofrece el gobierno? ¡Un barco cargado de trigo! ¿Ese barco qué va a resolver? Evidentemente, ese barco resuelve de manera temporal. Vaya usted a saber cuánto trigo viene en el barco y para cuánto dará.
Otro ejemplo, tenemos una severa crisis de medicinas, no hay, no se consiguen por ninguna parte. ¿Y cuál es la solución del gobierno? ¡90 operadores telefónicos! Últimas Noticias, diario oficialista, lo informa: “Paradero de medicinas se sabrá en línea. El número 0800Salud estará disponible las 24 horas.” ¿Pero qué le va a decir ese operador si es que le atiende –recuerde que son solo 90 para 30 millones de venezolanos-? De seguro las dos palabras que se nos han vuelto trágicamente cotidianas: no hay.
Cuando usted ve que estas son las “soluciones” planteadas por el gobierno a los graves problemas del país, entiende que estos no son asumidos en toda su dimensión. Y una evidencia de ello es esta insólita declaración de Diosdado Cabello, leo en Tal Cual: “El diputado Diosdado Cabello, durante su programa de televisión Con el Mazo Dando de este miércoles, se lanzó una declaración que deja al descubierto las prioridades de la revolución bolivariana. “No es que no le paramos a la inflación, es que no es determinante (…) Esas variables macroeconómicas no afectan al socialismo, esos economicismos no deben importarnos, porque lo que importa es la felicidad del pueblo”.
¿Qué entiende Cabello por que felicidad del pueblo? En todo caso, dicho textualmente, él no le “para” a la inflación porque eso no es lo determinante. ¡Pero si es precisamente la inflación lo que hace infeliz al pueblo!
¿Y a todas estas qué dice Maduro? El 2001 publica: “Maduro no reconoce la deuda en dólares privados, dice que con el Proyecto de Ley de Producción quieren obligarlo a asumir deudas ajenas”. ¿Ajenas presidente? Aquí reincide Maduro en un error conceptual que años atrás ya habíamos destacado. El presidente parte de la base de que los dólares son de él. Es decir, él tiene unos dólares y él, como dádiva, se los da a los demás. Por ello afirma que no va a dar dólares para cancelar una deuda ajena. No, presidente. No. Esos dólares no son suyos. Usted tiene un control de cambio que ha obligado a que todo pase por un filtro, control en el que solo usted (y los suyos) decide. Pero esos dólares son de los venezolanos privados que los produjeron. Y esos dólares son necesarios para la reactiva productiva del país que, en definitiva, va en benefic io de todos.
No solo Maduro no entiende esto, sino no que tampoco entiende cómo funciona la Constitución, cómo ha de funcionar el país. Le dice a Henry Ramos Allup: “No acepto imposiciones de la Asamblea Nacional”. Para Maduro, pues, see trata de un asunto personal. Un toma y dame privado entre él y Ramos Allup. No, presidente. La Asamblea Nacional no es un ente privado, es un poder constitucional, tan electo como usted por el pueblo; pueblo que, entiéndalo de una buena vez, votó abrumadoramente en su contra.
Y, ya que hablamos de la Asamblea Nacional, la sesión de ayer no pudo realizarse por el saboteo abierto del oficialismo y sus barras, que gritaban, abucheaban e insultaban a los diputados opositores nen sus frustradas intervenciones. De manera que ante la razón, ante las ideas, lo que se antepone son los gritos, la arrogancia y la prepotencia. Con razón los venezolanos ya no quieren al régimen. Según una encuesta de Datos publicada en la primera página de El Nacional: “El 82% de los venezolanos responsabiliza a Nicolás Maduro de los problemas del país. El 76% desconfía de que pueda manejarlos con eficacia. El 94% considera que todo ha empeorado”.