La boleta es mala, la madre reclama y el niño como única excusa argumenta que la maestra la tiene cogida con él. ¡Qué problema con esa maestra! Pues esa más o menos es la queja que hoy le leemos nada menos que al Ministro de Energía y Presidente de Petróleos de Venezuela, Eulogio Del Pino: “Las agencias calificadoras de riesgo son especuladoras de oficio”. Algo así como ellas son malas por naturaleza; como la maestra maluca que la tiene cogida conmigo.
Standard & Poor’s, recordemos, rebajó la calificación de Venezuela argumentando que si se lleva a cabo una propuesta de canje de hasta 7.100 millones de dólares de su deuda que vence en 2017 significaría esto técnicamente un default. Informa Petroguia: “Los analistas de bancas de inversión y firmas consultoras internacionales mantienen la expectativa de que Petróleos de Venezuela modifique los términos financieros del canje de bonos debido a que se trata de una operación que no termina de convencerlos porque plantea cambiar títulos con vencimiento en 2017 por unos que se pagarán entre 2018 y 2020 con similar cupón o tasa de interés e igual rendimiento.” De forma tal que no es un problema de las agencias, es un problema de la oferta, un problema de la dificultad financiera que evidencia la empresa matriz. Pero allí queda la queja del niño incomprendido y quizá valga como excusa política.
Otra que al parecer es víctima de la maestra maluca es Delcy Rodríguez. A propósito de lo acontecido en Nueva York con los cancilleres de Mercosur, ella ha dicho: “Somos víctimas en Mercosur de intolerancia política”. Leo en El Impulso, de Barquisimeto: “La sanción contra Venezuela en el Mercosur por parte de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay surge de intolerancia política e ideológica. Ya nosotros hemos enviado formalmente el rechazo a estas reuniones de relacionamiento externo, que solamente corresponde tramitar a la presidencia Pro Tempore”. Curioso que hable de intolerancia política la representante de un régimen cuya principal característica es, precisamente, la intolerancia política e ideológica. Y, para remate, Nicolás Maduro afirma en desplante fanfarrón: “Del Mercosur no nos saca nadie”. Y digo fanfarrón porque en realidad ya lo sacaron. Le cerraron la puerta en las narices a Delcy Rodríguez, que ahora irá a la Asamblea General de Naciones Unidas a defender la voz de la revolución porque Maduro, después de tantos reveses diplomáticos, prefiere quedarse en casa.
Mientras el gobierno continúa a ciegas, dando tumbos y pataleando como niño malcriado incomprendido, las rectoras del CNE ayer desperdiciaron un día más del menguado calendario del revocatorio. Llegó la noche sin anuncio ni decisión.
¿Por qué las cuatro rectoras no terminan de asumir su barranco? ¿Por qué siguen dándole largas y más largas a una decisión que para algunos ya está cantada? ¿Por qué no cumplen la orden de sus superiores y anuncian de una vez que este año es imposible llevar adelante el revocatorio? ¿A qué le temen? Ellas y sus jefes han puesto todas sus apuestas en ese número único de la ruleta que, según voces moderadas, podría traer sangre y violencia al país. ¿Qué pasa que no se deciden de una vez a ponerle el cascabel al gato? ¿Qué las detiene?
La pregunta queda en el aire.
Las detiene la inminente salida del ente electoral. Las detiene las abiertas amenazas de Cabello cuando dice que no habrá revocatorio éste año. O simplemente las detiene el no tener paz en sus conciencias impuras y reprobadas.