El supuesto triunfo en la Unasur

  La noticia del día, según el centimetraje que se lleva, especialmente en los diarios oficialistas, es la que nos remite a la decisión tomada en Montevideo en la reunión de Unasur. Recordemos, el fin de semana el presidente denuncia todos los peligros y amenazas contenidos, según su parecer, en el documento de Estrategia de Seguridad Nacional publicado oficialmente en Washington por el gobierno de Estados Unidos. De allí desprendía el señor Maduro en su interpretación, que estábamos bajo la amenaza directa del país del norte. Y, por lo tanto, pidió de manera urgente ayuda a Unasur y la Celac. Atendiendo a ese llamado urgente, se reunió ayer la Unasur con el Secretario General del organismo, Ernesto Samper, y los cancilleres. Hoy  tenemos el resultado de ese encuentro.

  En el diario Vea, oficialista: “Unasur rechazó sanciones gringas a Venezuela. Los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas reunidos en Uruguay rechazaron las sanciones de Estados Unidos contra Venezuela según dijo la Ministra Delcy Rodríguez. El cuerpo regional acordó buscar canales de diálogo con Obama, a objeto de que su régimen respete la autodeterminación nacional.” En el mismo espíritu El Correo del Orinoco, La Artillería del Pensamiento: “Maduro: Venezuela no está sola recibimos el apoyo de Unasur, Celac y los no alineados”.

  Ahora bien, ¿qué fue lo que se decidió allá? El Universal -que curiosamente suele coincidir ahora en sus titulares con Vea o el Correo del Orinoco- nos dice: “Unasur buscará el diálogo directo entre Venezuela y Estados Unidos. Samper y los cancilleres de Ecuador, Brasil y Venezuela, acordaron buscar acercamiento entre Caracas y Washington. El establecimiento de un diálogo directo entre el gobierno venezolano y la Unasur, para así favorecer la paz en la región, según lo explicó el vocero de la reunión, Ricardo Patiño, el canciller ecuatoriano.” Notitarde, desta lo mismo, el diálogo directo: “Los cancilleres desean la paz y la concordia”.

  Esto no es ningún triunfo, esto es una bofetada. ¿Por qué es una bofetada a la cancillería venezolana en particular y al gobierno de Nicolás Maduro en general? Por una razón muy sencilla, porque cuando antes del fin de semana ya Maduro había clamado por Unasur, Estados Unidos le había respondido: no tiene que llamar a Unasur, sentémonos a hablar directamente. Pues bien, la Unasur, tan controlada supuestamente por el gobierno venezolano, coincidió no con Maduro sino con la Casa Blanca. Siéntese usted a hablar directamente con Obama, fue el dictámen.

  ¿Lo hará el señor Maduro o primero le manda la carta?

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